Los atractivos y defectos del centro de Saltillo; requiere limpieza y mayor vigilancia
COMPARTIR
El Centro Histórico de nuestra ciudad es poseedor de numerosos atractivos: en él se levanta la bella Catedral, museos, como el de las Aves, el de la Revolución Mexicana, el de los Presidentes y el de Palacio; así, igual, el centro cultural Casa Purcell, el García Carrillo, el Centro Cultural Vito Alessio Robles.
Son edificios emblemáticos de Saltillo, a los que se agrega el recinto de Juárez y las plazas de Armas, la de San Esteban de la Nueva Tlaxcala, la de Madero, la de San Francisco, la de Coahuila. En fin, en un espacio no demasiado extenso, es posible llegar a pie a todos estos lugares.
Ya con el Paseo Capital, algunos de ellos podrán ser admirados sin los embotellamientos originados por el tráfico, por lo menos en ciertas zonas (otras tendrán que rediseñarse). Sin embargo, el Centro Histórico todavía es una asignatura pendiente.
Es un lugar en el que, a pesar de todos sus atractivos, y las construcciones civiles antiguas que aún se conservan, tiene todavía fallas de diversa índole que no solamente son atribuibles en exclusiva a unos o a otros. Se trata de un asunto compartido entre habitantes, visitantes y autoridades.
En realidad, se trata de un tema en el que están involucrados todos. Y va desde el abuso, al utilizar sonido que sobrepasa los límites autorizados, hasta el descuido completo en adoquines y banquetas y el permitido sobre fachadas, algunas históricas.
La Plaza de Armas, ya lo hemos dicho antes, y lo repetimos ahora en este mismo espacio, es un lugar que si bien se mantiene regularmente sin basura gracias al trabajo de los empleados de limpieza municipal, tiene sus adoquines en pésimo estado: la suciedad los cubre, esperando el momento en que una lluvia los libere aunque sea un poco de ella.
La calle de Victoria, la calle de Aldama y la de Pérez Treviño, donde el tráfico peatonal es constante, ofrecen el mismo aspecto de suciedad impregnada en las banquetas, sin que los comerciantes hagan lo que fue tarea tradicional: al menos limpiar con agua y trapeador la parte que les corresponde.
Recuerdo, siendo adolescente, el centro de una ciudad cercana, que comenzaba a expandirse notablemente, y donde hacían parada los autobuses urbanos, muy sucias y descuidadas las banquetas. Las comparé entonces con Saltillo y nuestra ciudad no alcanzaba ni por un poco lo que allá ocurría en materia de descuido, una capital de estado de grandes dimensiones.
Hoy, por desgracia, nuestra ciudad ya es equiparable a aquello que vi en la adolescencia.
Esto en materia de limpieza. En el ámbito de seguridad, me llamó la atención que, para la marcha del 8 de marzo en Saltillo y que concluyó en la plaza de San Esteban de la Nueva Tlaxcala, hubo quienes, en volante con protocolos de seguridad, advertían de no “arriesgarse” caminando por Allende al sur.
Siendo este sector aún de casas habitación, no es una buena señal que se considere como un sector peligroso o riesgoso. Pero tristemente, así empieza a ser.
Hace unos días, al salir de la casa paterna, en el centro, me topé con un par de personas a quienes les acababan de hacer un “cristalazo” en su carro. Estaban ahí, tomando la decisión de qué hacer con el auto, mientras que ya tenían encima la hora de entrada de trabajo a sus oficinas, y consternados: “En plena luz del día”, me compartió el aturdido dueño.
Muchas casas del centro de la ciudad, vacías por haber quedado intestadas, empiezan a ser ocupadas por desconocidos. Robo de antenas y choques provocados a los autos.
Esto en el centro. Se requiere una mayor vigilancia. Repórtela en los grupos. Muy bien. Así esperemos que el reporte en los grupos de Seguridad y la acción más efectiva de la autoridad, ya sea de la policía, ya sea de las encargadas de las cuadrillas de limpieza, vuelva a hacer de este espacio de los saltillenses el que antes fue habitable, para que vuelva a ser de los saltillenses.