Los dos problemas
del presidente
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Para el Presidente de la República, este momento es muy complicado y con repercusiones para los procesos electorales venideros hasta el 2024. Sólo es necesario voltear a ver los medios de comunicación para ver cómo el habitante de Palacio Nacional ha tomado dos temas con sus “propias manos”: inflación y salud. Uno podría preguntarse la razón para que haya dejado de lado sus comentarios sobre temas que no nos benefician cómo la crítica a los medios o a los neoliberales. He aquí las razones que se pueden plantear de inmediato sobre estos dos temas coyunturales.
En el caso de la inflación, el Presidente requiere erradicarla de inmediato, tomar medidas que permitan cambiar la realidad actual que se tiene pues este factor económico no se maneja o cambia con discursos. Hasta ahora el Presidente ha gobernado “diciendo”, no hay estrategias que enfrenten las problemáticas nacionales actuales. Él puede decir que ya no hay corrupción, que se acabaron los privilegios, pero no puede decir que ya no hay inflación porque ésta se siente en los bolsillos. No puede decir nada, tiene que hacer y cambiar la trayectoria económica para mejorar lo que pasa en el día a día en las familias mexicanas, no alcanza el dinero para hacer frente a la compra de lo más necesario para vivir: alimentos. Por ello, la inflación se ha vuelto parte de la agenda nacional y estará en ella al menos un par de meses para intentar contenerla. Ya se sabe que los controles de precios y precios de garantía no funcionan, nada que intervenga en el libre mercado tendrá un impacto positivo en su contención. Ya lo hemos visto a lo largo de la historia del país, sobre todo en el sexenio de Luis Echeverría Álvarez. Además, los pobres se empobrecen con la inflación pero sobre todo, los que salieron de la pobreza en sexenios anteriores y que eran clase media baja, están volviendo a la pobreza. Hay que recordar que en lo que va del sexenio aumentó en ocho millones el número de pobres en el país, sin una inflación rampante como la que se tiene actualmente. Esto desde luego, reducirá considerablemente la capacidad política y de convencimiento de Morena en las siguientes elecciones presidenciales.
Por otro lado, la inflación ya está llegando a las personas vía el sector financiero, los créditos en udi’s están empezando a ser más difíciles de pagar y son por este medio en los que se paga una cantidad importante de créditos a la vivienda. Todos los créditos de tasa variable como las tarjetas de crédito, se están volviendo una pesadilla para los ciudadanos que son empleados con un ingreso fijo. Ya empieza a aumentar medio punto porcentual la tasa de impago de créditos, pero conforme se mantenga la inflación alta esta parte de la población seguirá sufriendo y el indicador aumentando. Aquí sí el Presidente no puede hacer mucho porque esta parte tiene que ver con el costo del dinero y no con acuerdos que pueda lograr que empresarios locales que proveen la producción alimentaria del país. Se habla que podría pedir a los bancos que traten de mantener las tasas de interés lo más abajo posible para no dañar sobre todo a los propietarios de bienes inmuebles. En este sector, será la clase media la más afectada por la inflación y el Presidente acumulará más detractores, que usando su crédito, se volvieron “aspiracionistas”.
La terminación de la pandemia expone al gobierno federal y al Presidente en específico, a una situación complicada, cómo resolver el problema del sector de la salud sin el dinero necesario para comprar medicinas y contratar más trabajadores que conforme pasa el tiempo, y envejece más el país, es mayor la necesidad. La promesa de inicio de sexenio de un sistema tan bueno como el de Dinamarca, como dijo el Presidente que sería el nuestro, no ha estado ni cerca de cumplirse. Sin embargo, el número de muertes que se han suscitado por el COVID-19 y su mal manejo hasta el momento, han dado muestras que este es el talón de Aquiles gubernamental. De nada sirven los discursos del subsecretario Hugo López-Gatell, pues se pudieron salvar al menos a un tercio de los muertos con una mejor planeación hospitalaria. Los costos políticos se están viendo, sólo cerca de 16 millones de “votos” pudo obtener el presidente en la revocación de mandato, pese al todo el esfuerzo realizado y a que no había contrincante.
El caso de los niños con cáncer que no tienen acceso a medicinas o que simplemente no hay, se ha vuelto un asunto permanente que golpea constantemente la buena imagen López Obrador. Ha prometido desde hace meses que en 15 días terminaría el asunto, pero sigue en pie porque no se ha resuelto nada al respecto, y lo que es peor, otros periodistas han demostrado que se han echado a perder medicinas por incapacidad logística en el IMSS. Atenderse en el sistema público por sí mismo es un riesgo porque no hay medicamentos y en algunos casos, tampoco acceso al servicio como tal porque no hay doctores disponibles ni enfermeras.
Para el Presidente de la República llegó la hora de atender los problemas que no pueden resolverse con discursos. Se requiere estrategia porque la salud requiere dinero y la inflación requiere que el dinero se use sabiamente para aplicarse a las cosas que realmente favorecen el bienestar ciudadano. Se acabó el tiempo para crear realidades, se necesitan acciones para que los mexicanos no volvamos a padecer lo que ya hemos vivido en décadas pasadas, inflación persistente y un pésimo sistema de salud, que junto con el discurso político, sólo enferma.