Los inhibidores del nearshoring mexicano y coahuilense

Esta semana, uno de los temas del que más se habló en diferentes foros tanto a nivel de la iniciativa privada como en sesiones de los distintos niveles de gobierno fue la relocalización de empresas internacionales que tienen como mercado a Estados Unidos (para el caso mexicano) o “nearshoring”. La idea central de este concepto es sacrificar un poco de los costos en aras de una cercanía al mercado al que está orientada esa producción. El supuesto es que de esta forma, potenciales circunstancias catastróficas tendrían menos impacto en la cadena de producción y de esta forma, los productos tienen menos riesgo de no llegar al mercado. Insisto, es un tema de costos y es por ello que deben analizarse algunos detalles importantes que están saliendo a flote. Mencionaré que para México ya se han anunciado al menos 90 relocalizaciones (en diferentes fuentes internacionales) a los estados fronterizos exclusivamente por obvias razones y que el resto del país apenas podría recibir entre 11 y 14 proyectos, y todos ellos de Querétaro hacia el norte. Habiendo explicado lo anterior, es necesario que presente los retos que se tienen para capitalizar estas inversiones.

Uno de los más importantes es el de proveer de energía a las empresas que lleguen. Es más que claro que en México el sector energético tiene problemas, en especial el de la electricidad que tiene un déficit de producción actual de entre un 8 y un 11 por ciento. Sin embargo, no es solo eso. Al menos el 50 por ciento de las empresas que están considerando a nuestro país como destino de sus inversiones, busca que sus sistemas productivos lleven a cabo sus procesos con energía limpia, que por el momento eso es prácticamente imposible por las políticas que hasta ahora ha impuesto el Presidente de la República. Esta situación ha representado una presión extra a la industria automotriz, por ejemplo, que busca que no nada más los vehículos no contaminen, sino que todo el sistema de producción no lo haga. Los esfuerzos actuales son a nivel de los estados que han buscado alternativas a la carencia de electricidad con energías limpias, como en el caso de Nuevo León y nuestro estado, pero por parte del sector privado con apoyos estatales. Las nuevas reglas para favorecer a la CFE como primer proveedor de electricidad, viola los estatutos del T-MEC y puede llevar al país a un panel de controversias que con toda seguridad se perdería. Con esta perspectiva en mente, las empresas que busquen energía no contaminante, no encontrarán en México un ámbito favorable.

El segundo punto importante en una evaluación de localización empresarial es el mercado laboral, que en la actualidad ya se encuentra en la zona fronteriza, con ciertos límites. Resulta complicado encontrar trabajadores en ciudades como Tijuana, Ciudad Juárez, Piedras Negras y Reynosa, todas ellas con tasas de desempleo friccional de alrededor del 3 por ciento. Esto obligaría, temporalmente, a las empresas internacionales a tener que pagar un poco más de lo que se paga actualmente para poder captar fuerza laboral. A pesar de ello, la disminución de la actividad económica del siguiente año servirá para dar mayor flexibilidad al mercado y ofrecer oportunidades a esas empresas. Con todo y el proceso inflacionario que podría crear una falsa ilusión de que los salarios en México son elevados, los costos laborales son bastante más bajos comparados con los costos de logística y los riesgos de localizarse en China o cualquier país de oriente. De hecho, las mismas empresas chinas y su gobierno ya han tenido acercamientos con el gobierno federal y con los de algunos estados, para crear acuerdos que les den algunos incentivos fiscales para hacer todavía más atractivo a nuestro país. Por ese lado, las empresas de esta parte del mundo, no se encuentran interesadas en la producción “limpia”, aunque los costos ambientales que podamos pagar serán altos. Los gobiernos estatales deberán tener cuidado de no sobrepasarse en la atracción de empresas que generen además de una falta de mano de obra para todos los productores de sus localidades, una presión excesiva sobre los recursos propios de la ciudad, como la disponibilidad de agua potable, pavimentación, drenaje adecuado, vialidades o lo que una explosión demográfica ocasiona como falta de vivienda, carencia de servicios de salud y hasta falta de escuelas.

Otro problema que es inherente a los estados y municipios es la falta de espacios industriales con la infraestructura adecuada. En algunas ciudades fronterizas se está trabajando a marchas forzadas en la provisión de espacios perfectamente diseñados para que las empresas lleven a cabo su actividad productiva con altos estándares de competitividad, aunque con algunos límites como lo mencioné anteriormente como en el caso de la electricidad o la propia falta de agua. Aunque hay espacios disponibles, carecen de caminos adecuados, seguridad pública, rutas de transporte para los trabajadores y algunas veces dentro de los parques industriales hay detalles que van desde goteras de gran tamaño en las naves hasta problemas de cimentación o de diseño que incumplen las normas de calidad que demandan empresas de corte internacional. Si se quiere atraer a empresas que contraten a un gran número de trabajadores y que traigan tecnología de punta, es necesario tener espacios industriales de primera categoría que en su gran mayoría escasean en el territorio nacional porque anteriormente no se habían necesitado y resultaban caros. Por si fuera poco, dada la gran demanda por ubicaciones de buena calidad, se está dando una gran especulación a nivel de renta y venta de este tipo de espacios. Hay lugares disponibles, pero a precios sumamente altos que hacen incosteable para las empresas tomarlos. Hay propietarios de inmuebles desocupados que al saber que llegarán empresas de otras partes del mundo, ya han dejado de aceptar ofertas de empresas mexicanas a la espera de que puedan vender más caro, reduciendo la posibilidad de que sistema productivo local emplee a más personas y genere más crecimiento.

Si se quiere aprovechar la coyuntura del nearshoring, será necesario que las autoridades competentes trabajen en aliviar de alguna manera las problemáticas aquí presentadas. Coahuila y Chihuahua se han convertido en objetivos principales de localización para esas empresas que buscan estar cerca de Estados Unidos. Saben de la capacidad de la mano de obra, del nivel educativo que se tiene y de la infraestructura empresarial disponible, pero no será suficiente para todos los inversionistas.