Los nutriólogos miopes (III)

Opinión
/ 24 abril 2022
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Los párrafos que siguen fueron publicados por primera vez en julio de 2005, hacia el final del sexenio de Fox, y después en octubre de 2006, cuando Felipe Calderón era presidente electo y estaría buscando formar su gabinete económico. A casi 17 años, sin importar si fue Fox, Calderón o ahora López Obrador, nos damos cuenta que las prioridades económicas siguen llevándonos a un ambiente de crecimiento nulo o insuficiente. Estamos destinados a depender del exterior, a baja competencia, a inflación que depende de un peso relativamente fuerte y a crecer, si acaso, poquito.

Julio de 2005: Me imagino que ser presidente implica tener mucha gente alrededor que actúa como filtro. Hay asesores, asistentes, secretarios y múltiples personas que en lugar de ayudar al presidente a estar informado, hacen lo contrario y sin mala intención. Así, no es raro tener políticos encumbrados que no son capaces de conectarse con el mundo real, el de los mortales, y conforme pasa el tiempo el mal se agrava. Durante el gobierno de Fox hubo múltiples menciones de todo tipo de complots. Sin embargo, hoy me quiero referir al caso específico del complot que organizó (tal vez sin mala fe) la Secretaría de Hacienda en contra del plan de gobierno y desarrollo que Fox nos ofreció en su campaña (y que ahora podría repetirse en el sexenio de Calderón). Me trataré de explicar.

El señor Gil ha probado ser inteligente, preparado, capaz y tiene experiencia valiosa en el sector público. Sin embargo, él y el gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz, parecen tener la misma obsesión por la inflación. Mientras Fox ofreció un millón de empleos anuales y crecimiento de hasta el 7 por ciento al final del sexenio, ni Gil ni Ortiz parecieron tener claro o compartieron lo que el jefe del Ejecutivo proponía. Esto es muy claro, ya que la política monetaria ha estado encaminada únicamente a reducir inflación, mientras que la política fiscal ha estado orientada principalmente a recaudar más dinero, apoyando así los objetivos del Banco de México de reducir las presiones inflacionarias. A ninguna de las dos entidades se les ha ocurrido combinar su cocktail de baja inflación con un poco de incentivos al crecimiento.

Nuestras cifras macroeconómicas se encuentran en niveles admirables para estándares mundiales (reservas altas, inflación bajo control, tipo de cambio sólido, tasas nominales relativamente bajas, actividad de comercio exterior pujante). Nos han vendido una idea de que no hay recursos y de que el Gobierno no tiene suficiente, pero al mismo tiempo sabemos que las divisas siguen entrando al País gracias a los altos precios del petróleo y las remesas de mexicanos en el exterior. Para el Gobierno esto es un problema, ya que tantas divisas pueden generar inflación y por eso hacen todo el esfuerzo posible para mantener esos dineros fuera de la economía, matando con ello muchas oportunidades de generar actividad económica, empleos y crecimiento.

De esta forma, hemos caído en una espiral de sobrevaluación de nuestra moneda, cosa que a Fox no le han avisado que es mala para el sector productivo. Los funcionarios del gabinete económico y del Banco de México (son intercambiables entre puestos) tienen al País a dieta y han hecho un buen trabajo. México ya no sufre del mal de la inflación, pero estos “nutriólogos” miopes no se han dado cuenta que su dieta puede pasar de ser efectiva a ser mortal. Tenemos un País que adelgazó, pero se ha quedado débil, incapaz de generar músculo. Vivimos en la desnutrición económica y nos mantienen con puras pastillas de petróleo y galletas de remesas. Nuestro mercado interno lo estamos entregando poco a poco a los productores extranjeros. El gobierno no apoya a los productores locales y ni siquiera les está manteniendo las condiciones neutrales en lo que se refiere a tipo de cambio, servicios públicos o regulación de monopolios. Fox y su gabinete fueron convencidos por Gil, Ortiz y los suyos que así estamos bien. Los consumidores tienen una bonanza temporal, estamos importando la “baja” inflación, los monopolios siguen creciendo porque ellos no tienen que preocuparse de pequeños detalles como el súper peso, el gobierno sigue siendo un pulpo de mil tentáculos que no tiene llenadera y que encuentra en las altas tarifas un buen bocadillo, sin embargo, nadie se ha atrevido a decirle al presidente que esta política nos va a dejar sin sector productivo nacional en unos años.

Por favor, alguien que tenga acceso al presidente electo, dígale que por lo menos atienda las voces de los empresarios que no son monopolistas. Lo peor que puede pasar es que tenga una perspectiva fresca y novedosa de lo que realmente sucede en la economía real.

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Prácticamente los mismos consejos aplican hoy a AMLO, al doctor Ramírez de la O y a Banxico. La transformación es nula.

@josedenigris

josedenigris@yahoo.com

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