Los sorprendentes datos de IED: el efecto Donald Trump y el Nearshoring 2.0
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Cuando parece que la evidencia y el cúmulo de malas decisiones y políticas públicas son demoledoras, el flujo de indicadores económicos vienen a mostrarnos otro rostro diferente de la actividad económica. Es simplemente otra perspectiva que le otorga un voto de confianza a este régimen, aunque sin que por ello desparezcan algunas dudas sobre las cifras que parecen no coincidir con el cotidiano.
La difusión de las cifras preliminares de Inversión Extranjera Directa (IED), dadas a conocer la semana pasada por parte de la Secretaría de Economía en México, nos muestra un monto récord para cualquier primer semestre, al totalizar los 34,256 millones de dólares, monto que representó un aumento del 10.2% respecto al mismo del año pasado.
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Para el momento en que usted se encuentre leyendo esta columna, el Banco de México ya habrá publicado el Informe de la Balanza de Pagos al segundo trimestre, y ahí podremos corroborar si las cifras preliminares de IED por parte de la Secretaría de Economía coinciden o no, con lo que nos informe el Banco de México.
Y es que al igual que con lo sucedido con las cifras de pobreza que publicó el INEGI hace unos días, si bien celebramos los buenos resultados anunciados, el tema de que se hayan modificado un par de preguntas en la Encueta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares (ENIGH) deja un mal sabor de boca, que al final del día amarga un poco los resultados en la disminución de la pobreza.
Lo que ha sucedido con la IED en los últimos años, es una comparación a modo en la cual se cotejan cifras preliminares de un año, contra cifras definitivas de otro año con el fin de favorecer el discurso. O incluso peor, ocasiones donde el mismo gobierno nos anuncia una serie histórica de cifras para un año, presumiéndolas como niveles récords, para después en los siguientes años modificar dicha serie.
Es importante mencionar que no es que se esté dudando de la veracidad de las cifras de IED, sino más bien de las comparaciones que se están haciendo entre diferentes años y del discurso que se arma alrededor de ello. Al final del día, todavía Banco de México, conserva credibilidad en la calidad de sus estadísticas.
Claro está que, así como hay razones de coyuntura que nos hacen sorprendernos por estas cifras, tales como la incertidumbre arancelaria, el nerviosismo por la reforma al Poder Judicial y la inseguridad, existen también otros factores cuya existencia, brindan mucha lógica a la llegada de capitales productivos.
Entre ellos la posición relativamente favorable de México, frente al resto de los países en medio de esta refriega arancelaria de Estados Unidos, en la cual el T-MEC nos brinda ciertas ventajas estratégicas en varios sectores, que nos posicionan como una opción atractiva para la atracción de empresas.
De esta forma pues, podemos estar viendo irónicamente como el factor Trump pudiese estar reviviendo un capítulo que parecía había pasado de largo frente a nuestras narices y no supimos capitalizarlo del todo en su momento: el fenómeno del nearshoring.