Manual para entender a AMLO (y a nosotros, también)
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1. ¿Por qué llega AMLO a la Presidencia de la República en 2018?
Arriba a la presidencia por cuatro razones: (1) La crisis del modelo económico neoliberal que agudizó las desigualdades económicas en nuestro país, sin generar oportunidades para las grandes mayorías rezagadas -históricamente- del sistema. (2) La crisis del modelo democrático que fue incapaz de abrir posibilidades de cambio político para el estatus de esas mayorías. (3) La invisibilización emocional a la cual, ellas fueron sometidas por clases medias y altas para no ser reconocidas como parte de nuestro México, y (4) la globalización del neo populismo como respuesta a las tres razones anteriores en distintos países de América Latina, Europa, Europa del Este y Sur de Asia.
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2. ¿Cómo reaccionaron los partidos políticos y la élite empresarial a la llegada de AMLO?
Los partidos políticos, funcionales al modelo económico neoliberal y responsables de la debilidad democrática del país, nunca realizaron un ejercicio de autocrítica para asumir sus responsabilidades por la llegada de AMLO al poder. Por el contrario, se subieron al ring diseñado y construido por AMLO; y en cada round -de dimes y diretes-, perdieron identidad, discurso y militancia. Y poder político.
Su objetivo fue la supervivencia de los intereses de sus liderazgos cupulares, primero; y los de su partido, después.
Ninguno de los integrantes de la Alianza Va por México mostró en 5 años una preocupación responsable por construir una alternativa más allá de la polarización actual: un México reconciliado consigo mismo y más allá del neoliberalismo y la 4T.
Las cúpulas empresariales hicieron, como los líderes partidistas, mutis; y trataron de esconder su larga cola. Aún así, muchos de ellos fueron forzados a pagar miles de millones de impuestos no pagados en tiempo y forma.
Pero, a pesar de ello, no dejaron de insistir en negociar con AMLO. Unos fueron más exitosos que otros, pero ninguno, con notables excepciones, fue capaz de pensar en México y su futuro ligado a la 4T.
Los líderes partidistas, al igual que los integrantes de la cúpula empresarial, decidieron salvar su pellejo, negociar con AMLO y dejar de lado el país.
3. ¿Por qué votaron 30 millones 110 mil mexicanos por un personaje que tanto daño ha hecho al país?
No lo hicieron por ignorantes, tampoco por pendejos y mucho menos por pobres. Esos tres adjetivos que denotan soberbia a partir de una supuesta superioridad moral contienen elementos clasistas y racistas fuera de lugar. Decirlos o usarlos, en conversaciones informales -en sectores de clases medias y altas- sólo agudiza la polarización -instaurada por AMLO- y confirma sus prejuicios contra dichos estratos sociales.
Esa gente que votó por AMLO es -en su gran mayoría- porque también hubo muchas personas de alta escolaridad e ingreso superior, la masa que integra los olvidados de la tierra o los invisibles convertidos en paisaje urbano. Sí, los negados a su derecho a la esperanza. Los marginados, generación tras generación, por una economía rapaz y una democracia disminuida.
¿De haber sido usted integrante de esa masa empobrecida e invisible, no hubiese votado por AMLO?
4. ¿Por qué AMLO es tan exitoso si tiene al país semidestruido y a los mexicanos en una situación precaria en salud, economía, educación y seguridad pública?
AMLO es un comunicador brillante, porque ha logrado desde las mañaneras definir la conversación pública del país. Él define los temas con cajas chinas incluidas, que son replicados en redes sociales, medios de comunicación y conversaciones en casa, en el trabajo, en las fiestas o en el restaurante.
Para ello cuenta con múltiples vasos replicantes: el aparato de comunicación oficial (radio y televisión); intelectuales morenistas enquistados en distintos medios de comunicación y un ejército digital con bots incluidos.
Su capacidad para comunicar trasciende al llamado círculo rojo (integrado por analistas, académicos, editorialistas, políticos, periodistas, etcétera) para dirigirse a su bastión electoral.
El cual, es nutrido con medio billón de pesos anuales en programas sociales y transferencias económicas directas. Y alimentado afectivamente por el único presidente de la República que -haiga sido, como haiga sido- los sacó de la invisibilidad y del olvido.
Nota: El autor es director general del ICAI. Sus puntos de vista no representan los de la institución.