Mariposa Technikolor
Las mariposas nos sacaron la vuelta
Hacer el bien. También el daño. Admiramos el enigma de beber cerveza como escenario. La brisa de los enamorados. Rondando la intuición. Hay quienes aseguran no existe el cambio climático.
Cada estación cae a pedazos. La primavera revoluciona los amanecres de la variedad de brazos. El verano sentirse brillar, entretenido de poca ropa y escotes. Cuerpos trabajados en los inextinguibles gimnasios. Golpea aquí. Pule más debajo. Homenajea la cintura.
Otoño disfruta la caída de la hojarasca. Los dueños rezongan desesperados. Pagamos impuestos. Deben de venir a fumigar, recoger la orgánica fragancia de los jardines.
Diciembre, cuando soñamos como relámpagos, deshacemos la oscuridad. Hago la denuncia de la razón y el deseo. En ninguna parte de la cosmopolita ciudad metropolitana, donde pasean toda especie de jornalero de seguridad y vialidad.
Ni siquiera esos mal impuestos de meter mano en los bolsillos de los conductores o ciudadanos inocentes.
Tan gruesa contaminación. La nata espera e irrecobrable. Amarillas criaturas de los cien años de soledad, del mártir social Gabriel García Márquez.
De los nogales las nueces cosechadas en octubre. Tardías en noviembre. Diciembre llegan de cítricos a la mesa. Naranjas sin modificar. Sobrevivientes al calor del año. Mandarinas celosas de distintos lugares. Toronjas, la fruta feroz hasta la oxidación de las bocas.
Le ponemos falta a las mariposas. Lo haremos también con las abejas en el 2026. Lo dudo. Sin mariposas en el santuario se interrumpe también la polinización.
Abejas del cajón, gracias por el regalo de la miel, cera y vitalidad. Llamen a sus hermanas insectos. Las mariposas nos sacaron la vuelta. Donde están. Si alguien las observa, responda la respuesta.