Mazapil, entre la riqueza de su historia y los retos actuales

La profesora Conchita comparte que los atardeceres de Mazapil, Zacatecas, no tienen igual. En su rostro y especialmente en sus ojos se observa felicidad cuando dice que ama el lugar en el que vive. Como es el caso de Conchita y su esposo, la mayor parte de las personas congregadas en aquel desayuno, migraron a este lugar que se antoja fantasmal por la soledad que transpiran sus calles y antiguas edificaciones. Desde hace 25 años empezaron a llegar migrantes de lugares cercanos, pero en la última década es que se fueron congregando miles de habitantes más integrados en campamentos. Ellos trabajan en actividades mineras.

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Mazapil está más cercano a la capital de Coahuila que a la capital de Zacatecas, eso hace que muchos jóvenes realicen estudios universitarios en la ciudad de Saltillo, pero el antiguo mazatl pilli, palabra compuesta náhuatl que significa venado pequeño, es un lugar de larguísima data, ya que antes de la presencia en el Continente Americano de los europeos, sus antiguos habitantes ya aderezaban collares y pulseras con oro extraído de la región; el oro ha sido desde entonces un elemento codiciado que hizo que gracias a los ricos yacimientos de este metal precioso se “descubriera” y luego se fundara el 4 de octubre de 1568 el Real y Minas de San Gregorio de Mazapil.

Es evidente que en Mazapil hubo un gran auge económico en la época colonial, basta con conocer la iglesia de San Gregorio y contemplar sus retablos churriguerescos y óleos con motivos religiosos para percatarse de esa lejana grandeza.

Alguien que atestigua esa grandeza es don Pedro Ascencio Ortiz, cronista de Mazapil desde 1992, quien ha ocupado innumerables puestos en la presidencia municipal, pero que ofrece hoy día su trabajo honorífico al frente del Museo Marqués de Aguayo. Este museo es digno del mejor destino, pero requiere de un guion museográfico que cuente con cédulas que clarifiquen al visitante lo que observa. Don Pedro hace lo que puede para conservar un acervo abigarrado de miles de piezas que deberían ordenarse bajo rubros específicos de paleontología, arqueología e historia, pero para ello se requiere de recursos.

Sé que el INAH carece de “dientes” financieros, pero resulta urgente restaurar la casa que habitara en 1582 Francisco de Urdiñola con el título de Marqués de Aguayo, pues es la edificación más antigua en el norte de México. Aún se conserva su fachada y sus interiores, y sería muy lamentable su destrucción por la falta de mantenimiento, ya que ha atestiguado el paso del hombre indígena, europeo y mestizo en paralelo al establecimiento de Santiago del Saltillo en 1577 y de la diáspora tlaxcalteca de 1591.

Pero también urgente es la resignificación de la población humana que habita Mazapil, que está afectada por la presencia de la delincuencia organizada que allí se placea con desparpajo. Cómo olvidar que, al término de la visita del museo, al ir llegando a uno de sus restaurantes, estaban apostados una veintena de hombres jóvenes con metralletas, y es que su líder estaba cenando, por cierto, sin compañía, dentro del referido restaurante.

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Lo maravilloso fue que al día siguiente, durante un desayuno, nos reunimos con un grupo de ciudadanos que desean fortalecer el patrimonio cultural y natural de Mazapil. Los invité para que el 5 y 6 de enero del 2024 visiten Bustamante, Nuevo León, para que vean el modelo de gestión social que lleva a cabo la Fundación Mundo Sustentable A.C. para que se replique en su municipio, demostrándose que cuando hay cohesión social pueden ocurrir importantes acciones, pues finalmente la comunidad es la que tiene el poder real.

Así que don Pedro, la profesora Conchita y un puñado de buenos ciudadanos mazapilenses acudirán a tierras nuevoleonesas para escuchar a la filarmónica infantil y juvenil, conviviendo también con adultos que luchan para que Bustamante vaya más allá de su distintivo de Pueblo Mágico. Hoy domingo les deseo una feliz Navidad para ustedes, queridos lectores y para sus familias.