Mentir
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“No será como Pasta de Conchos”. “El Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles es el mejor de América Latina”. “No vamos a militarizar al país”. “No se está militarizando”. “Fue la semana más segura del año”. “Todos los delitos se castigan, hay cero impunidad”. “Ya no hay corrupción”. “En este gobierno no existe la tortura”. Son palabras del Presidente de México.
En palabras de Maquiavelo: “el que engaña encontrará siempre quien se deje engañar”. La historia nos brinda muchos ejemplos de cómo la mentira es tanto o más atractiva que la verdad. Muchos la prefieren como estrategia de comunicación. Joseph Goebbels, estratega de Hitler, acuñó una frase que dice así: “una mentira repetida mil veces, se convierte en verdad”.
Hoy miércoles 31 de agosto son tres semanas del siniestro en Agujita, 27 días, y parafraseando el Presidente, Agujita no será como Pasta de Conchos, lamentablemente, ya lo fue.
Los expertos del Gobierno que presumen saber de todo, ignoraron en todo momento a los mineros que sí conocen las minas, que todos los días trabajan en ellas. Prefirieron anunciar que el rescate tardará entre seis y 11 meses y la responsabilidad será del responsable, la CFE.
Quedan así en evidencia la incapacidad de Tatiana Clouthier, secretaria de Economía y autoridad minera, la complicidad de Luisa Alcalde, secretaria del Trabajo, responsable de la seguridad en las minas del carbón, y por supuesto, la polivalente corrupción de Manuel Bartlett, director general de la CFE, que compra en lo oscurito carbón extraído con enormes peligros para la vida de los mineros y sin ninguna garantía de seguridad para ellos. El beneficio siempre a compadres y socios, a costas del minero que se arriesga para subsistir y llevar pan a la mesa de su familia.
En vísperas del cuarto informe de presidencial, el Presidente dice desde el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, flanqueado por dos militares, que es el mejor aeropuerto de América Latina. Y es que ni siquiera tenemos que entrar a comparar con Panamá, Bogotá, Santiago, Río de Janeiro o Bueno Aires. El AIFA ni siquiera se haya en funciones. Los pilotos y las aerolíneas no quieren utilizarlo. Los pasajeros que piden Uber o ven su mapa en Google, se espantan al ver la distancia. IATA se resiste a apoyar, la semana pasada mejor se utilizó para un espectáculo de lucha libre al que, por cierto, acudieron muy pocas personas. Hasta eso fracasa.
Lo dijimos la semana, pasada: un día anuncia con todas sus letras que la Guardia Nacional, con todos sus elementos militares en funciones, pasa a la Secretaría de la Defensa. Un día después la ONU, desde la Comisión de Derechos Humanos, pidió al Presidente que no lo hiciera. AMLO, sencillamente negó lo que había dicho: “no es cierto, –declaró– no se está militarizando”. Estamos frente a un rancio priismo vestido de izquierda, “Echeverría siglo 21”.
Mientras Chile y Colombia anuncian, desde la izquierda, el final de la militarización de la seguridad pública, en México se profundiza, negando una de sus promesas de campaña. No sólo la militarizó, sino que amplió la injerencia de las fuerzas armadas en múltiples sectores del Gobierno. Ahora se propone formalizar mediante ley y violando la Constitución.
Anunció que una semana de terror había sido, en realidad, la semana más segura del año, ahora dice que en México ya no hay impunidad. Las mañaneras tienen ahora un nuevo segmento titulado “Cero impunidad”. ¿Importa acaso que el 94 por ciento de los delitos ni siquiera se denuncian? ¿Importa que cuando sí se denuncian, ni siquiera se abre una carpeta de investigación y que la cifra de impunidad alcanza el 99 por ciento? Ya ni siquiera es novedad.
Negar que existe corrupción va junto con pegado. La impunidad confirma su existencia, la confirman también Bartlett, Pío y José Ramón, la protección a Slim y compañía por las criminales muertes en la Línea 12 del Metro, responsabilidades que quedaron ya relegadas en el pasado.
En cuanto a prisión preventiva y tortura, no se hizo esperar la reacción ante el proyecto del ministro Luis María Aguilar para terminar de tajo con la prisión preventiva oficiosa. En lo cual coincide la Corte Interamericana de Derechos Humanos. El secretario de Gobernación llegó al extremo de decir que sin ella se caía la estrategia de seguridad, ni siquiera Genaro García Luna se atrevió a tanto. Estos personajes huelen más a Fernando Gutiérrez Barrios.
Basta recordar que ofrecieron liberar a todos los presos que hubieran sido torturados, siguiendo el llamado protocolo de Estambul. Pero eso también pasó a mejor vida. Al respecto les recomiendo el documental del caso Cassez en Netflix. Será lo que sea, pero Israel Vallarta lleva 17 años en prisión sin sentencia, igual que miles de presos a lo largo y ancho del país, prueba de que el gobernante es iluso, engañado por su equipo o, simplemente, apuesta a la violación de derechos humanos como estrategia de seguridad.
@chuyramirezr