México y su plan para el futuro
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La semana pasada se anunció con bombo y platillo el Plan México por parte de la presidenta Sheinbaum Pardo, en el cual se dan los lineamientos necesarios para tener un país que, según sus datos, sea la 10ª economía del mundo, en un sexenio. El plan por sí mismo es muy bueno, lo reconozco y lo agradezco porque es la primera vez, en cuando menos tres décadas, que tenemos un plan de organización industrial y de la economía, lo que proporciona certidumbre para todos los agentes económicos. Sin embargo, hay ciertas complicaciones que todo plan tiene, y más que una crítica de si está bien o está mal, quisiera desmenuzar los obstáculos que se enfrentarán en cada uno de los principales rubros. Esto no con un objetivo demeritorio, insisto, sino para ir viendo las tendencias que tendrá la economía en los siguientes 4 años al menos, que es lo que calculo que podrá durar el plan a toda marcha, porque el quinto y sexto año no podrán concretarse varios objetivos porque se verán contaminados por el proceso electoral del 2030.
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El Plan México consta de los siguientes objetivos:
1.- Ser la 10ª economía del mundo.
2.- Gobierno y sector privado alcancen 30% de la inversión respecto al PIB en 2030.
3.- Creación de 1.5 millones de empleos especializados.
4.- 50% de lo consumido en el país sea hecho en México.
5.- 15% de lo consumido en el mundo sea hecho en México.
6.- Mitad de las compras gubernamentales realizadas en mercados locales.
7.- Vacunas mexicanas.
8.- Un año máximo en trámites para invertir.
9.- Formar 150 mil profesionistas y técnicos.
10.- Inversiones amigables con el ambiente.
11.- Apoyar al 30% de las pequeñas y medianas empresas por parte de la banca privada y el gobierno.
12.- Estar entre los 5 primeros destinos turísticos mundiales.
13.- Disminuir la pobreza y la desigualdad.
El plan en cuanto al diagnóstico y soluciones luce muy bien pero el problema es la factibilidad. A continuación explicaré por qué, con datos e información ya proporcionados anteriormente por el gobierno y solo analizaré 5 propuestas por cuestiones de espacio.
Ser la 10ª economía del mundo es posible, solo requiere dinero, mucho dinero para invertir y gastar. El problema en este punto es el cómo conseguir dinero en un momento en que debemos mucho. El déficit dejado por el gobierno anterior no da oportunidad para que el actual gobierno pueda incrementar su gasto. Además, la amenaza de Trump de reducir el comercio internacional con México no ayuda a mejorar el clima de negocios que pueda ser el necesario para hacer crecer la economía. Ser la 10ª economía del mundo solo puede lograrse mediante el incremento de la producción para mercados internacionales o locales o mediante el aumento de la capacidad de compra de los mexicanos. Esto último es exageradamente complicado. No hablo del gasto del gobierno porque es obvio que no tiene dinero y mejor ni mencionarlo para no generar confusión. Arriba de nosotros inmediatamente en el ranking de economías más grandes están Rusia, Canadá e Italia, en ese orden y competir al menos con los últimos dos no será posible porque ellos tienen una base tecnológica de cuando menos 20 años de diferencia con respecto a nosotros.
Que el 50% de lo consumido a nivel nacional sea hecho en México será un reto no muy complicado si el empresariado mexicano incrementa su competitividad. Hoy, el 81% de todos los productos y servicios consumidos en nuestro país son de origen extranjero. Reducir un 30% lo importado y sustituirlo por producto nacional, en un mercado de competencia perfecta no será fácil sin dar algún incentivo a las empresas mexicanas ya existentes. Crear bancos pequeños no será tan complicado como manufacturar automóviles, computadoras o sectores de alta tecnología. Se podrá probablemente regresar a producir textiles, pero habrá que ver si el precio es más barato que los importados. En este punto la duda es si sustituiremos importaciones por decreto (el gobierno crea una prohibición para importar) o por razones de mercado como precio o calidad. Este asunto tomará cuando menos un par de años en lo que se establecen reglas de operación para no violar acuerdos comerciales y crear mecanismos para mejorar la competitividad de las empresas en general, porque se necesitará de gran parte del aparato productivo para alcanzar esta meta, que si bien no es complicada y está en las manos de todos nosotros, si necesita un estrategia clara para que quienes inviertan sepan a qué se atienen.
Si se quiere que el mundo consuma más de lo que hacemos en México, tendremos que cambiar varias cosas, desde la mentalidad de los empresarios, los empleados y los sistemas educativos para poder hacer mejor lo que actualmente producimos, y más barato. Para poder alcanzar la meta de que lo consumido en el mundo sea un 15% de productos de México se necesita un mejor sistema educativo para que haya una cultura de calidad en la mente de todos porque competir con productos de baja calidad no será posible, en ese segmento ya hay un sinfín de competidores provenientes de Asia y de Europa del Este. Producir mucho también significa tener con qué producir y es aquí donde viene la primera limitante. El aparato productivo nacional ya está a tope. El PIB potencial nacional en 2023 ya estaba en el 92%, lo que significa en pocas palabras que ya no tenemos maquinaria y equipo suficiente para producir más, no se puede alcanzar el 100% porque es necesario dar mantenimiento a las máquinas, hay paros por vacaciones y otras razones técnicas que impiden que las máquinas estén produciendo siempre a toda hora. Desde aquí enfrentamos una restricción importante. La otra parte es que no existen recursos humanos para realizar ventas a nivel internacional, no hay quien promueva a México en el mundo. Proméxico, la agencia gubernamental de promoción de lo hecho en el país dejó de financiarse desde inicios del sexenio pasado, ya no hay representaciones mexicanas en el extranjero porque fueron sacrificadas para “ahorrar” por parte del gobierno federal. Si esto se le deja al empresario en su totalidad, no habrá futuro para esta parte del plan. Las empresas no solo necesitan dinero para gastos de representación, también necesitan recursos para pagar traducciones, o especialistas en las culturas a las que se les quiera vender. Esto tomará al menos un par de años para empezar a preparar a las empresas para vender al exterior. Hay que recordar que cada país tiene un conjunto de reglas comerciales que no conocemos. 80% de nuestras exportaciones van a estados unidos y un 4% a Canadá, solo un 16% va al resto del mundo lo que demuestra que no tenemos experiencia para vender pues los dos países anteriores son parte del tratado comercial más importante que tenemos hasta el día de hoy.
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Apoyar al 30% de las pequeñas y medianas empresas con créditos por parte del gobierno y la banca privada, luce fácil en el papel, pero complicado en el procedimiento. Para empezar, la banca privada será muy selectiva a la hora de otorgar créditos y no necesita estar dando dinero a las empresas para generar utilidades. Hay muy pocos incentivos para que se den créditos, sobre todo cuando se sabe que una parte importante de las pequeñas empresas no reportan correctamente sus actividades en lo que se refiere a lo fiscal y mucho menos, tienen en orden su documentación como para poder acreditarse con la banca comercial. Sabemos que estas empresas se financian con la tarjeta de crédito del dueño, dinero prestado por familiares y por prestamistas usureros. Las medianas empresas no necesitan este apoyo porque de alguna forma ya lo tienen, por eso ahora son empresas consolidadas, su propio tamaño es una muestra de legalidad y orden administrativo. Está muy bien la idea, pero la operacionalización no está clara y la forma de hacer llegar el apoyo pretendido es aún menos claro. Si se logra operacional esta estrategia se habrá dado un paso importante en el crecimiento de la economía nacional y de los empleos.
Finalmente, disminuir la pobreza y la desigualdad es una idea excelente que ayudará a mejorar el consumo nacional, lo que impactará en varios de los puntos señalados en el plan. Este factor es el más fácil de llevar a cabo, con los programas sociales se podrán alcanzar mejores objetivos si el recurso monetario se distribuye de una mejor manera. Dada las restricciones actuales de programas sociales (18 actualmente) que se tienen que pagar y las restricciones presupuestales por el déficit público (6% del PIB), no hay dinero hasta el 2027, cuando habrá cierto margen porque se esperaría que se haya eliminado al menos el déficit público. Hay margen para pedir prestado, pero eso nos dejaría en una situación complicada hacia el fin de sexenio, lo que desde luego no es una buena idea.
En conclusión, es un excelente plan, admirable si se quiere, que marca un rumbo económico por primera vez desde hace 30 años, pero se requiere dinero para hacerlo, el cual no se tiene en las arcas federales, ni se tendrá en los siguientes dos años. No sé si para ese tiempo, cuando ya haya algo del mismo, sea demasiado tarde para que México vuelva a ser protagonista económico en el mundo.