MI PADRE

Opinión
/ 10 febrero 2022

Un profesor de filosofía en la preparatoria tuvo la afortunada idea de encargarnos un trabajo que consistía en escribir unos cuantos párrafos acerca de la persona que más admiramos.

Algunos compañeros coincidieron en las figuras de Pancho Villa, el Robin Hood mexicano; de Mahatma Gandhi y su revolución pacífica; o de Nelson Mandela, el rebelde que ni la cárcel doblegó en su lucha contra el apartheid. Mis amigas escribieron sobre la Madre Teresa de Calcuta y su obra de incalculable amor; y también sobre la vida de Diana de Gales o Lady Di, quien meses más tarde moriría en un misterioso accidente automovilístico.

Yo no tuve que ir a los confines más remotos de la Tierra para encontrar a una persona admirada, pues en mi propia casa lo conocí hace aproximadamente 46 años: me refiero a mi papá. Hoy, mi admiración hacia él es quizás mayor de la que pude tener en el bachillerato.

La mente de Armando Fuentes Aguirre nunca descansa, y por eso él tampoco lo hace. Aunque los años pasan, sigue siendo tan infatigable como cuando era joven. Poco importa que el reloj marque la hora de dormir, pues él continúa frente a su computadora escribiendo lo que habrá de traducirse después en miles de carcajadas, en profundas reflexiones o en el dolor de cabeza de algún político sinvergüenza.

Aunque él es mi papá, a veces me da la impresión que no lo he conocido suficientemente bien, pues a cada rato nos sorprende con una nueva cualidad. Hace años, por ejemplo, me dejó completamente boquiabierto después de verlo dirigir a la Orquesta Sinfónica de la Universidad Autónoma de Nuevo León. No es porque sea mi padre, pero después de Arturo Toscanini o de Herbert Von Karajan, dudo mucho que haya habido un director orquestal con más carácter y sentido musical que él.

En mi padre, mis hermanos y yo hemos encontrado el ejemplo que nos permite cada día aspirar a ser mejores. Trabajador infatigable, soñador compulsivo y generoso dador de amor, mi padre me ha enseñado que el esfuerzo constante y el amor por los libros, son la receta perfecta para alcanzar el éxito. “Todo lo que soy se lo debo a los libros”, asegura recurrentemente mi papá.

Seguramente muchos pensarán que su principal rasgo es la inteligencia, el sentido del humor o su profundidad analítica, sin embargo, su cualidad más importante es su capacidad de amar.

Él ama a su familia. Mis hermanos y yo crecimos en un hogar donde abundó el amor y el buen ejemplo. Mi madre, María de la Luz, ha sido para él y para nosotros una guía que nos ilumina cada día con su sencillez y con su sabiduría. Ahora mi papá presume mucho a sus nietos y en cada oportunidad dice que de haber sabido hubiera tenido primero a sus nietos y después a sus hijos. No sé si lo sepa, pero para sus nietos la bendición más grande es tener a un abuelo como él. Es increíble, pero basta que uno de ellos lo abrace, para que mi padre se convierta otra vez en el niño que un día fue y dé rienda suelta a todo su repertorio de gestos y caras para hacerles pasar un rato de felicidad.

Doy gracias a Catón por compartirnos cada mañana un motivo para comenzar el día de una manera agradable. En sus artículos no sólo encontramos la oportunidad de reír hasta llorar o de llorar hasta reír, sino también de reflexionar con sus comentarios políticos o con las historias de su Mirador.

Doy gracias a Armando Fuentes Aguirre porque su gran amor a Saltillo lo ha llevado a concebir ideas tan brillantes como la de regalarle a la ciudad, entre otras cosas, una estación de radio: Radio Concierto.

Pero sobre todo, doy gracias a mi papá porque en él he encontrado siempre el ejemplo a seguir, el consejo certero, el abrazo cariñoso, el amigo más grande. No sé si él lo sepa, pero gracias a él aprendí que compartir es mejor que recibir.

Generoso siempre, no ha escatimado en ningún momento su amor a nada ni a nadie. Por eso doy gracias a Catón, a Armando Fuentes Aguirre, a mi papá. Pero sobre todo, doy gracias a Dios por permitirme cada día disfrutar, ahora más que nunca, a alguien que no hace otra cosa más que disfrutar su vida.

aquientrenosvanguardia@gmail.com

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Nacido en Saltillo el 5 de mayo de 1975, soy hijo de Armando Fuentes Aguirre y de María de la Luz de la Peña de Fuentes. Licenciado en Ciencias de la Comunicación en el Tec de Monterrey, donde obtuve mención honorífica. Cursé estudios de Periodismo en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Seleccionado entre jóvenes periodistas para participar en el Taller de Narración Periodística impartido por el Nobel colombiano Gabriel García Márquez y la Fundación de Nuevo Periodismo Latinoamericano. Maestro en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid y en Letras Españolas por la UANL. Fui designado por la Facultad de Filosofía y Letras como el mejor alumno de posgrado, siendo merecedor de la medalla a los mejores estudiantes de México entregada por la SEP Federal en tiempos del Presidente Vicente Fox. Columnista de los periódicos Palabra, El Siglo de Torreón, El Siglo de Durango, Zócalo de Piedras Negras, y El Mañana de Nuevo Laredo. Director artístico de Radio Concierto, encargado de corresponsales del Periódico ABC de Madrid. Fundador y director del diario de distribución gratuita 10 MINUTOS. Director desde 2011 del Consejo Editorial del Estado de Coahuila y de los Talleres Gráficos del Estado.

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