Miguel Palmer, Víctor Saca y el Cervantino
Luego de las muertes en la primera quincena del mes de creadores del cine nacional como el primer actor Javier Ruán y el destacado cineasta Felipe Cazals, la semana pasada hubo otras dos qué lamentar
Luego de las muertes en la primera quincena del mes de creadores del cine nacional como el primer actor Javier Ruán y el destacado cineasta Felipe Cazals, la semana pasada hubo otras dos qué lamentar.
La primera de ellas fue la del primer actor Miguel Palmer el lunes 18 a los 78 años de edad, quien aunque fue más conocido por su trabajo en el teatro y las telenovelas, fue en el cine donde hizo su debut estelar en el año de 1970 nada menos que bajo las `rodenes del maestro Alejandro Galindo en el drama “Remolino de pasiones”, compartiendo créditos con la primera actriz española Amparo Rivelles, Carlos Piñar, Susana Dosamantes y los también primeros actores Augusto Benedico y Marìa Teresa Rivas. Fue hasta 1998 cuando otro de los grandes directores de la Época de Oro del Cine Mexicano, Don Ismael Rodríguez, lo llamó a ser parte de una de sus últimas películas: “Reclusorio II: Fuera de la Ley”, actuando al lado del saltillense Roberto “Flaco” Guzmán.
Fue hacia el fin de la semana pasada cuando en su caso a los 70 años de edad falleció el cineasta regiomontano Víctor Saca, causando un gran pesar al gremio cinematográfico del vecino estado de Nuevo León pues fue quien muy a la manera de otro de los grandes representantes del llamado “nuevo cine mexicano de los 70”, Jaime Humberto Hermosillo, quien al establecer residencia en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, a mediados de la década de los 80 no solo impulsó la industria cinematográfica sino a algunos de los entonces incipientes cineastas tapatíos como Guillermo del Toro gracias a su célebre película “Doña Herlinda y su hijo” (1985), donde el director ganador del Oscar por “La forma del agua” fungió como gerente de producción, entre otros más.
En el caso del maestro Víctor Saca, luego de hacer sus estudios de cine en la Ciudad de México y ganar inclusive un Ariel al Mejor Cortometraje de Ficción de 1983 por “Laudate Pueri”, protagonizado por la primera actriz Luisa Huertas, regresa a su estado natal (nació el 28 de julio de 1951 en General Terán, Nuevo León), para realizar una década después su no menos transgresora ópera prima “En el paraíso no existe el dolor”, que al igual que “Doña Herlinda y su hijo” trataba un tema tabú para la provincia de entonces, la homosexualidad, pero añadiendo a ello la enfermedad del sida coincidiendo su estreno en 1993 con el de la primera película de un estudio hollywoodense en tratar esta temática: “Filadelfia”, de Jonathan Demme.
“En el paraíso no existe el dolor”, donde intervinieron, entre otros, los también fallecidos Miguel Ángel Ferriz y Evangelina Elizondo, si bien fue incomprendida en su tiempo se volvió de culto en lo que Saca se quedó en la vecina ciudad de Monterrey dando cátedra a los cineastas que lo lloraron este pasado fin de semana y haciendo varios cortometrajes tanto del género documental (“Trastorno en el rancho”, 2003) y de ficción (“Trinidad”, 2011), entre otros. Descansen en paz.
Para terminar, y en tono más agradable, vaya desde aquí una felicitación a la delegación de cineastas coahuilenses que hicieron acto de presencia en la recién concluida edición del Festival Internacional Cervantino de Guanajuato, y donde Patricia Carrillo repasó la obra de nuestro pilar coahuilense Emilio “Indio” Fernández, quien dirigió a Dolores del Río, cofundadora del Festival.
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