Mirador 01/07/2025
No sabe que su madre murió de tristeza cuando él se durmió en sus brazos para siempre
No me asustan los espectros que de noche vagan por los aposentos de la casona de Ábrego.
Tampoco ellos se sobresaltan al verme. Nos conocemos bien; somos amigos. Sé su historia, y ellos saben mi cuento.
Un pequeño fantasma se aparece. Es el de Tanis de la Peña y Peña. Lo de Tanis es por Estanislao. Demasiado nombre para tan poco niño. Falleció a los 4 años, de difteria. Ahora busca en todos los cuartos al tiempo que llama una y otra vez: “Mamá... Mamá...”. No sabe que su madre murió de tristeza cuando él se durmió en sus brazos para siempre, y que su espectro anda por las habitaciones de la casa diciendo una y otra vez: “Hijito... Hijito...”.
Me apenan estos muertos que no acaban de morir. Yo ya estoy acabando de vivir, y temo convertirme en fantasma. A lo mejor lo soy ya y no me he dado cuenta.
¡Hasta mañana!...