Mirador 06/11/2023
A Jaimito Rodríguez, cobrador que fue de la Financiera de Saltillo, le ocurrieron en su único día de trabajo cosas que no son para contarse, motivo por el cual las cuento.
Una de ellas la narré hace días. La de la señora que a fin de justificar la tardanza de su esposo en pagar el adeudo que tenía con el banco le dijo a Jaimito:
-Señor: a mi marido la cosa se le ha puesto muy dura. Póngase usted en mi lugar.
Otra historia de Jaimito no creo haberla relatado antes. Llegó a la casa de otro deudor moroso. No se hallaba éste, pero la señora de la casa lo recibió. Jaimito le dijo que si su esposo no pagaba su deuda el banco le iba a embargar todas sus pertenencias. La mujer se dio la vuelta, se levantó las faldas y le mostró a Jaimito su profuso nalgatorio al tiempo que le decía:
-Mire: éstas son las únicas pertenencias de mi esposo.
Sólo un día duró Jaimito en su trabajo de cobrador bancario. Se explica.
¡Hasta mañana!...