‘Cuando hago el amor contigo pienso que estoy con otra mujer. Sólo así logro excitarme y llegar al orgasmo’. Esa inusitada confesión le hizo el marido a su esposa
Don Cucurulo, señor octogenario, casó con Tirilita, madura dama de su misma edad. El día del casorio le indicó: ‘Haremos el amor dos veces al año, una en verano y en invierno la otra’
Don Frustracio, el marido de doña Frigidia, le comentó a un amigo: ‘Después de 10 años de casados por fin anoche mi esposa y yo tuvimos compatibilidad sexual’
Don Ruguito, señor octogenario, fue a vivir en una casa para adultos mayores. El primer día de su estancia ahí se inclinó de tal modo en su silla a la hora de comer que la enfermera de turno acudió presurosa a enderezarlo,
Entre los cuadros de la exposición había un desnudo femenino. El señor no pudo menos que notar el enorme parecido de la modelo con su mujer. Le preguntó, atufado y receloso: ‘¿Acaso posaste desnuda para ese pintor?’
Ahí mismo, sobre el piso, atrás del piano, se llevó a cabo la medicación. En el curso del tratamiento el pastor Fages, poseído por la libídine del acto, le pidió apasionadamente a Sister: ‘¡Béseme, hermana! ¡Béseme!’
La voluptuosa vecina de Simplicio, joven varón sin ciencia de la vida, lo invitó a visitarla en su departamento... Ahí le musitó al oído, insinuante y sugestiva: ‘Las abejitas lo hacen. Las mariposas lo hacen. Las libélulas lo hacen. ¿Por qué nosotros no lo hacemos?’