Mirador 08/01/2025

Opinión
/ 8 enero 2025

Tanto el vino como la religión deben tomarse en dosis moderadas. Beber vino en exceso conduce a la ebriedad; y la excesiva religión provoca fanatismo

Este amigo mío con el que bebo la copa –varias– los martes por la noche suele decir a veces cosas que me desconciertan. Anoche, por ejemplo, hizo una frase. Dijo:

-El vino es como una religión, y la religión es como un vino.

Me atreví a preguntarle por qué decía eso. Respondió:

-Tanto el vino como la religión deben tomarse en dosis moderadas. Beber vino en exceso conduce a la ebriedad; y la excesiva religión provoca fanatismo, y por lo tanto intolerancia, una de las peores formas que la ignorancia y la falta de caridad asumen.

Quise decir algo, pero me detuvo:

-No me hables cuando estoy interrumpiendo. Y ten mucho cuidado con los excesos, tanto de vino como de religión.

Ya no dije nada. Hay ocasiones en que callar es la mejor manera de opinar.

¡Hasta mañana!...

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