Mirador 12/05/2023
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El 10 de mayo mis cuatro hijos le hicieron un regalo a su madre.
Yo también le entregué un obsequio, y puse en la tarjeta: “Para mi adorada María de la Luz, del quinto de sus hijos”.
Mi señora –señora en el sentido de esposa; señora en el sentido de dueña- ha sido como una madre para mí. Me ha llevado de la mano, igual que una mamá lleva a su niño. Me ha aconsejado con sabiduría y prudencia. Me ha dado su consuelo en horas de aflicción.
Le pido a Dios –es decir a la vida- (o le pido a la vida –es decir a Dios-), que me guarde muchos años a mi mujer. Que me guarde por mucho tiempo más a esta madre mía que ahora cuida de mí con el mismo amor con que me cuidó mi otra mamá, aquella que sin estar ya conmigo está siempre conmigo.
¡Hasta mañana!...