Mirador 29/08/2023

Opinión
/ 29 agosto 2023

Tan pequeño es el colibrí que casi no es colibrí.

Tan desvaído es el color azul de la flor que llaman “plúmbago” que casi no es plúmbago, ni es azul, ni es flor.

Igual sucede conmigo.

Tan pequeño y desvaído soy yo que casi no soy yo.

Voy al jardín; miro al colibrí y veo a las flores, pero no me acerco. Temo que el colibrí se vaya y que las flores se oculten entre las hojas de la planta. Sin el colibrí y sin las flores el jardín sería menos jardín y yo sería menos yo.

El colibrí es un ave más pequeña que la palabra “ave”.

La flor del plúmbago tiene un azul menos azul que la palabra “azul”.

Yo apenas alcanzo a ser un poco yo.

No importa. La flor, el ave y yo existimos. Somos la vida. Efímeros y eternos somos, igual que ella. El plúmbago es todo flor; el colibrí es todo ave, yo soy todo yo, y la vida es siempre vida.

¡Hasta mañana!...

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