Mirador 3/08/2023
De vez en cuando se nos aparece en la casona de Ábrego el fantasma de Nonó.
El nombre no deriva de Asunción o Anunciación. Proviene del hábito que en vida tuvo esa señora, el de decir a todo: “No”.
-¡Qué bonito día!
-No.
-La sopa de arroz está muy buena.
-No.
-La tía Leodegaria tuvo 14 hijos.
-No.
De ahí lo de Nonó.
Jamás casó. Y se explica. No hubo galán que le propusiera matrimonio, por temor a la respuesta. Se hizo vieja diciendo a todo: “No”. Cuando se puso enferma le preguntaron si quería que le trajeran un doctor. Ya sabemos lo que respondió. Murió con el no en la boca.
Supongo que la invitaron a entrar en el Cielo –o en los otros lugares– y respondió lo mismo. Ahora vaga sola por los aposentos de la casa. Cuando la vemos no le decimos nada. ¿Para qué?
¡Hasta mañana!...