Mirador 6/03/2025

Seguramente el que usted dice que es el número dos dirá que el número dos es usted. Evitemos pleitos
El número uno me dijo:
-Soy el número uno.
Sin faltar a la verdad declaro que yo jamás he dicho ser el número uno. Incluso en mi casa siempre me he considerado el número dos. Y bien me va, pues fuera de mi casa soy el 752. Y eso nada más en mi calle. Le dije entonces al número uno:
-Es usted el número dos que esta mañana me ha dicho que es el número uno. Así las cosas, uno de ustedes debe ser el número dos.
-Yo no lo soy −respondió el que decía ser el número uno−. El otro número uno es el número dos.
Contesté:
-Seguramente el que usted dice que es el número dos dirá que el número dos es usted. Evitemos pleitos, y digamos que los dos son el uno y medio.
Ninguno de los dos aceptó esa conciliación. Desde entonces ha pasado mucho tiempo, y cada uno sigue sosteniendo ser el número uno. Soy incapaz de resolver el problema. Soy sólo el número 752.
¡Hasta mañana!...