Mirador 7/3/2025

Opinión
/ 7 marzo 2025

Es hombre de pocas palabras, pero se vuelve de muchas cuando un par de mezcales de la sierra le sueltan la lengua

Don Abundio el del Potrero es hombre de pocas palabras, pero se vuelve de muchas cuando un par de mezcales de la sierra le sueltan la lengua. En la sobremesa, después de la cena, cuenta ancedotas –así dice él–, de doña Rosa, su mujer.

-Éramos novios, y le dije un día: “La veo mañana a las 9 en la pila del agua”. Me respondió: “Mejor véame a las 3 de la tarde”. Le pregunté: “¿Por qué?”. Me contestó: “Porque a esa hora no hay naiden”.

Celebramos con risas el relato. Doña Rosa, atufada, masculla:

-Viejo hablador.

Don Abundio figura con índice y pulgar el signo de la cruz, se lo lleva a los labios y jura:

-Por ésta.

En el fogón arde la leña de manzano, y su crepitar parece otra risa aromada con perfume de árbol.

¡Hasta mañana!...

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