Morena: La centralización del poder

Opinión
/ 19 febrero 2025

Morena diseñó, paso a paso, un aparato de Estado a imagen y semejanza suya: autoritario, opaco, nacionalista, propagandista, doctrinario y centralista

El efecto de las ondas expansivas, provocadas por el triunfo de Morena en 2018, continúa ampliándose a todos los ámbitos de la vida pública. Los contrapesos partidistas perdieron identidad, narrativa y militantes de 2018 a 2024. Los organismos públicos, cuñas para acotar excesos del Poder Ejecutivo, como el INE y el INAI, fueron integrados al aparato estatal. El Coneval, nuestro medidor de la pobreza y evaluador de las políticas públicas para reducir la indigencia del mexicano, desapareció. El Poder Judicial pasó al control del Ejecutivo y el Legislativo. En ese tránsito, nuestros derechos humanos fueron guillotinados.

Sin oposición real, Morena diseñó, paso a paso, un aparato de Estado a imagen y semejanza suya: autoritario, opaco, nacionalista, propagandista, doctrinario y centralista; fortalecido, claro, por alianzas inconfesables, tal como sus raíces priistas lo aconsejaban en los años cincuenta.

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En dicha tesitura, la columna vertebral de ese aparato de Estado morenista exige la concentración y la centralización del poder económico y político en la CDMX. Si no, ¿cómo controlarán a sus propios gobernadores y a los de oposición?

En educación, este 2025 desaparecerá el proceso de descentralización educativa −iniciado en 1978 y finalizado en 1992− para coordinar desde el centro el proceso de adoctrinamiento de los niños mexicanos a través de la Nueva Escuela Mexicana. El SNTE será su aliado estratégico para lograr tal propósito. Ayer el senador y dirigente de dicho sindicato, Alfonso Cepeda, se afilió a Morena y se comprometió a integrar a 1.5 de los 2.5 millones de maestros para llegar a 5 millones con sus familiares.

El IMSS Bienestar concentrará el tema de salud: hoy, ya con 23 estados y un padrón de 9.5 millones de derechohabientes, avanza en esa dirección.

En el plano sindical, más pronto que tarde, la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM), de corte morenista, absorberá la CTM, que incluye el Tazo (más o menos) Dorado de Tereso Medina, líder cetemista en Coahuila. Como resultado del rechazo de la CTM a la reelección de Alejandro Moreno en 2024, Carlos Velasco, secretario de la CTM, dijo que “la central obrera no pertenece a ningún partido (y menos al PRI) porque “Alito” es el nuevo “Don Perpetuo”.

En el plano partidista se avecina una recomposición de los partidos políticos. La sesión de afiliación a Morena ocurrida el día de ayer en el recinto del Senado de la República, ante la presencia de Andy López y Luisa María Alcalde, ilustra una tendencia: los integrantes de los partidos aliados a Morena sumarán su fuerza militante a dicho partido.

El PT (Gerardo Fernández Noroña), el PVEM (Waldo Fernández) y los renegados del PRI (Alejandro Murat y Cynthia López Castro) firmaron −con 58 senadores más− su integración formal a Morena. El expanista Miguel Ángel Yunes también. De esta manera, el núcleo del partido hegemónico sumará a tres partidos: Morena, PVEM y PT.

El PRI tiende, bajo el liderazgo autoritario de Moreno y su grupo político, a desintegrarse de manera paulatina. La poca o nula comunicación con sus senadores y diputados más el distanciamiento con sus dos gobernadores (Coahuila y Durango) acelerarán su desaparición. Sus militantes podrían integrarse a Morena o sumarse a la organización civil liderada por Dulce María Sauri, Manlio Fabio Beltrones y Pedro Joaquín Coldwell para edificar una alternativa partidista distinta.

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El PAN (con cirugía bariátrica de por medio) y Movimiento Ciudadano (con una puñalada de humildad al corazón y un antídoto para dosificar el oportunismo de su dirigente, Dante Delgado) tenderán a construir puentes con el partido por crear desde el Frente Cívico Nacional, cuyos dirigentes en su momento construyeron y apoyaron la candidatura de Xóchitl Gálvez. La organización ciudadana de Sauri, Beltrones y Coldwell podría ser invitada a la misma mesa.

Los libertarios conservadores, cercanos a Trump y a Milei, Ricardo Salinas Pliego y Eduardo Verástegui, crearían una alternativa partidista de extrema derecha populista que contrastaría (de manera irónica) con la alternativa morenista de derecha populista.

En esa rearticulación partidista por venir, ¿ontá el PRI Coahuila, apá? Pregúntenle a Carlos Robles, su dirigente estatal, cuando lo vean.

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