Mujeres que luchan por las causas ambientales de su región
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El miércoles 29 de marzo estuve en las instalaciones en la ciudad de México de la Canacintra presenciando el conversatorio “La visión estratégica ambiental de mujeres líderes”, en la que pude saludar algunas respetables amigas que son titulares del área ambiental de algunas entidades federativas.
Allí estaban entre otras mujeres destacadas la bióloga Eglantina Canales, titular de medio ambiente del Estado de Coahuila; la maestra Beatriz Manrique, titular del tema en el Estado de Puebla y Marisa Ortiz, secretaria de Medio Ambiente y Ordenamiento Territorial del Estado de Guanajuato, quien además preside la Asociación Nacional de Autoridades Ambientales Estatales (ANAAE). Fue evidente entre sus exposiciones de que, aunque cada vez hay más mujeres en la función pública en el contexto medioambiental siguen siendo minoría, salvo lo que ocurre en el Estado de Coahuila.
Eglantina Canales es una destacada adulta mayor porque tiene una larga trayectoria como activista y profesionista ambiental. Como funcionaria lleva prácticamente dos sexenios como titular estatal de Medio Ambiente. Como ella, pero a nivel internacional, hay una mujer que citaré con el orgullo de conocerla cercanamente, Lorena Victoria San Román Johanning es una persona fuera de serie en América Latina y el Caribe.
Alta de estatura, de rasgos finos, piel blanca, ojos color verde avellana y cabello oscuro, ella había nacido en una cuna adecuada para lograr un matrimonio económicamente holgado como lo hubiera deseado su madre, ya que su familia materna está vinculada a la burguesía de Costa Rica; pero Lorena se salió del modelo tradicional de su clase social porque desde la adolescencia tomó sus propias decisiones; y poco a poco su intuición y fortaleza la fue llevando a construir una plataforma de capacidades atípicas para una mujer de entonces.
Cuando su madre se enteró que se había casado por el civil apenas recibiendo su cédula de mayoría de edad el 19 de febrero de 1969 (día de su cumpleaños) y sin pedir su permiso; la retuvo en su casa hasta que llegara el día de su matrimonio eclesiástico. Casarse con un hombre de la ruralidad el día que cumplió la mayoría de edad fue el primer acto de rebeldía de Lorena.
Cuando estuvo casada con su primer marido (lleva cuatro matrimonios), Lorena cubría sus obligaciones de esposa y madre, trabajando y estudiando su carrera de manera paralela, y luego una maestría aún estando embarazada, maestría de la que fue la segunda mujer egresada en su país. Cursó un postgrado y algunos diplomados que le fueron dando un lugar dentro del campo académico universitario en la Universidad Nacional de Costa Rica, en la Escuela Centroamericana de Ganadería, en el Centro Ecológico “La Pacífica” y en el Centro Mesoamericano para el Desarrollo Sostenible del Trópico Seco (Cemede).
Fue parte del Consejo de la Tierra de las Naciones Unidas que se creó en 1992 y se responsabilizó de implementar la Agenda 21 en América Latina y el Caribe. Antes fue directora del Museo Nacional de Costa Rica y presidió el Consejo Internacional de Museos para América Latina y el Caribe. Fue candidata a la vicepresidencia de su país por el Partido Movimiento Libertario. Tuve el honor de escribir el prólogo de su biografía que próximamente se publicará.
Doña Lorena y doña Eglantina se conocieron en un evento que la fundación Mundo Sustentable organizó hace un año en Saltillo. Se identificaron de inmediato porque ambas son ambientalistas y porque ambas tuvieron que enfrentar desafíos enormes para desarrollar su proyecto de vida. Felicito a las mujeres que luchan por las causas ambientales de su región y de su país.
Encuesta Vanguardia
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