La cultura de un pueblo, lo describe
Tenemos un patrimonio cultural valiosísimo y el deber de conocerlo; lo que no se conoce no se ama, y lo que no se ama no se aprecia, ni se cuida
Según los datos que encontré −aclaro, son de 2023−, quienes más usan el Internet en México son los jóvenes de entre 18 y 24 años, con un 96.7 por ciento de penetración. Quienes frisan entre los 55 y 64 años han ido a alza; entre 2020 y 2023 aumentaron 6.9 por ciento. Otro dato que cuenta toda una historia es que las y los adolescentes usan el Internet en un rango de siete horas y 48 minutos al día. Antes la televisión se llevaba las palmas, ahora va en sentido inverso.
En palabras llanas, el Internet se ha ido convirtiendo en la principal fuente de información de nuestros jóvenes. Entre paréntesis, le comparto que, desde mi óptica, es un exceso tantas horas pegados al celular, ese es el vehículo. Pero bueno, yo pertenezco a otra generación.
TE PUEDE INTERESAR: La cultura es un bien público
La Convención de las Naciones Unidas declara –lo invito respetuosamente a leerla– en torno a los derechos sobre la infancia que las niñas y los niños deben recibir por parte de los Estados una seguridad en el acceso a la información de calidad, que obre a favor de su propio bienestar. Si esto no se cumple lo que avanza es la desinformación, la trivialización de la comunicación calificada profesionalmente, y entonces lo que prolifera son los puntos de vista sin argumentos sólidos.
Hoy en día hay tenemos en las redes sociales personas que influyen, sin ser expertos en un tema. Asimismo, se magnifican o se achican los problemas domésticos y los de allende los mares. Esto se ha ido convirtiendo en algo consuetudinario, va siendo parte de la cultura de nuestros días. México no es ajeno a este fenómeno. Ojo con ello.
La cultura tiene un papel sustantivo en la sociedad, toda vez que modela las identidades de las personas y fortalece la cohesión social, tiende puentes de comunicación. La cultura, destaco, abraza tradiciones e innovaciones, leyes, ciencia, arte en todas sus humanas expresiones, lengua, religión. Es catalizadora de la diversidad.
Se trata de una fuerza viva, que respira, que trasciende, que dimensiona lo que el hombre hace en el día a día, le da sentido a lo material y también a lo subjetivo de nuestra humana naturaleza. La cultura es una llave insustituible para transformar a la sociedad, para bien y, tristemente, para mal. Ahí está la historia de la humanidad. Por eso hay que cuidar los cómos, para que la fuente –nosotros, los hechos de los seres que habitamos este planeta– que la nutre sea sana y luminosa.
Cuidemos ese sentido de pertenencia que representa nuestra cultura, apreciemos los rasgos culturales que nos identifican como hermanos de costumbres, de creencias, de valores. La identidad se construye con el yo personal, pero también con el plural del colectivo. Todo influye, ya depende de cada quien el peso que le dé a los eventos que ocurren con su venia o sin ella.
La cultura dibuja nuestra vida día a día, contribuye a ampliar la visión del mundo del que somos parte, del que tenemos al lado o de otros más distantes o inventados. Leí en alguna parte que es lo que nos queda después de olvidar todo lo que aprendimos. La cultura, apuntan los estudiosos y expertos, es la información que no se transfiere genéticamente, nos llega por la vía de nuestra vida en sociedad.
Aterricemos en México, la cultura, nuestra cultura, surgió de la fusión de dos culturas, la que nos llegó de España por la conquista, traducida en los 300 años de dominio ibero y la preexistente de los pueblos mesoamericanos. Hubo otras influencias, no tan fuertes como la descrita, pero las hubo, de otras latitudes europeas, de Asia y también de África. De ahí venimos. Tenemos un patrimonio cultural valiosísimo y el deber de conocerlo; lo que no se conoce no se ama, y lo que no se ama no se aprecia, ni se cuida.
Somos un país pluricultural riquísimo, somos muchos Méxicos, tenemos que tener conciencia de ello, ponderarlo, ahí radica nuestra fuerza. También somos parte de un mundo globalizado, ese mundo no es estático, tiene una dinámica en la que la información circula a mil por hora, ocurren intercambios de todo género, entre ellos, los culturales. La cultura de afuera nos llega, pero también la nuestra, la mexicana, trasciende fronteras, y somos un referente para otras naciones, un buen referente. Apreciado y respetado.
De ahí la importancia de que el Estado tenga la responsabilidad de desarrollar al máximo el potencial humano. Esto no se da por arte de magia. El Estado, por mandato de ley, tiene la obligación de generar condiciones para que la gente, su población, desarrolle sus talentos, sus habilidades y, a través de éstos, alcance niveles de bienestar como corresponde a su condición de seres humanos.
La cultura, lo subrayo, se conforma con tradiciones, con costumbres, con creencias compartidas, con la música, con el baile, con la cocina, con las artesanías, entre otros nutrientes, le dan vida. Ergo, es fundamental que se propicie entre la población su apreciación por todo esto y más. Discúlpeme, generoso leyente, que sea tan reiterativa. Enfatizar es necesario.
TE PUEDE INTERESAR: Radio Concierto: legado cultural de una familia saltillense
La creación y el consumo de bienes culturales y artísticos, hoy día, generan empleos directos a miles de mexicanos, y otros de manera indirecta. La cultura es fuente de agua viva, tiene repercusiones económicas relevantes. Nuestro país tiene alrededor de 2 mil monumentos históricos, mil 321 museos, mil 976 centros culturales, 11 pueblos mágicos, 10 ciudades declaradas por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. Somos riquísimos. Utilicemos bien la tecnología digital para que se enteren los más jóvenes del país que somos, despertemos en ellos el orgullo de pertenencia a una tierra privilegiada. Hay países que con menos, pero con mucho menos, destacan por sus altos niveles de bienestar. Tenemos un potencial enorme, hay que desarrollarlo.
Necesitamos un cambio profundo de mentalidad. La cultura del conformismo debe de irse al basurero, ha sido un lastre para millones de mexicanos. A la porra con el victimismo de que son presa tantos compatriotas. Creer en uno mismo es el primer paso para avanzar en la vida, sin eso estamos fritos. El éxito y la prosperidad de un país LO DEFINEN SUS HABITANTES. Ojalá que lo entiendan, que lo asimilen las nuevas generaciones de este amado y noble país.