No contagiarse de lo que se condena

Opinión
/ 3 agosto 2024

Se condena la violencia y se quiere responder violentamente a la violencia. Puede haber firmeza, energía, fortaleza; pero no caer en el Talión del “ojo por ojo, diente por diente y vida por vida”.

Se cae en la contradicción de descalificar la injusticia y después cometer también injusticia con el injusto. La justificación popular sigue esa ruta impulsiva de decidir dar al ofensor “una sopa de su propio chocolate”.

Todas las espirales de violencia que parecen interminables (como en las guerras actuales de Rusia y Ucrania, de Israel y Palestina), se explican por esa actitud impulsiva que excluye la verdadera paz.

PAZ EN TODOS LOS NIVELES

Esa palabra de una sola sílaba encierra en sí grandes valores. Porque puede la paz ser personal, familiar, comunitaria, institucional e internacional.

En la paz personal, las pasiones están sujetas a la voluntad. La voluntad está orientada por la razón y la razón está iluminada por la verdadera fe. Cada persona, en su ambiente se convierte, por su actitud victoriosa, en agente pacificador.

Toda intranquilidad que desemboca en violencia de odio y muerte se origina en ese contagio pandémico que invade a quienes enferman a sus ofensores del mismo mal del que se sintieron víctimas.

Por eso se ha dicho que la mesa de negociación, después de gran duración conflictiva, se asienta sobre una montañas de cadáveres jóvenes de una generación sacrificada.

SABÍA AUTOCRÍTICA

Casi se desgasta ya la colección de adjetivos peyorativos, ofensivos, condenatorios, en la constante y enredada guerra mediática de la comunicación. Cada escriborroteador o usuario de redes asume el papel de juez. No solo hace señalamientos sino llega hasta la sentencia y la condenación.

Es muy raro que alguien se pregunte ¿qué me tocaba a mí hacer para que esto no sucediera? Se pueden repartir culpas y poner etiquetas de desprestigio, sin advertir las propias omisiones y comisiones.

La autocritica descubre que lo que irrita y encorajina solo es resultado de algún trabajo propio no realizado, de falta de testimonios y acciones que debieron ser puestas oportunamente en marcha previsora.

Cada falla ajena es una gran oportunidad para seguir aprendiendo qué se ha de evitar y qué no se ha de imitar en el propio ambiente y en el ámbito de las propias responsabilidades.

ENGANCHARSE EN EL JUEGO

Hay juegos que todos jugamos. Y en algunos quedamos enganchados por falta de discernimiento o de información.

Hay tendencias que generan juegos envolventes. Picar la cresta para que te enganches con tu ira. El juego de esconderse para ser buscado. El juego de decir mentiras para sacar verdades. El juego de la adulación para que alguien se crea más de lo que es en realidad. El juego de presentar algo como aterrador, como nunca visto, como definitivo y que cambia todo. El juego de presentar algo como efectivo para resultados inmediatos o para ganancias sorprendentes. No es buena notica que alguien quede enganchado por juegos de pura manipulación.

TÉ CON FE

-¿Por qué vendiste todo por comprar ese terreno pedregoso, caro, lleno de matorrales y zarzas espinosas y que no tiene manantial?

-Porque me lo recomendó mi amigo anciano, antes de morir. El sabía que era el único que tenía el tesoro escondido...

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