Nómadas digitales: ¿En dónde conviene dormir?
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El sentido del trabajo, en este mundo cada vez más occidentalizado, está cambiando aceleradamente. Aunque ganarse el sustento sigue siendo el motivo principal, aquellos tiempos en los que la pertenencia a una empresa o institución era relevante han quedado atrás. Para muchos, la filiación a una marca prestigiosa ya no es la aspiración principal. En cambio, deseamos la posibilidad de trabajar de manera remota. Afortunadamente, para nosotros y para quienes nos contratan, la naturaleza del trabajo también ha cambiado, facilitando que encontremos los espacios laborales que necesitamos.
Las tecnologías contemporáneas, especialmente la informática, Internet y, ahora, la inteligencia artificial, han allanado el camino para el trabajo remoto. Así ha surgido un nuevo tipo de trabajador: el “nómada digital”. No obstante, no todo el que trabaja de manera remota es un nómada digital. Para serlo, es necesario mudarse con cierta frecuencia, idealmente de ciudad o incluso de país. ¿Suena atractivo? Lo es, pero claramente no es para todo el mundo. Se requiere de un carácter específico para sostenerse viviendo así.
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Un aspecto importante para considerar es que ser un nómada digital, como cualquier otro estilo de vida, requiere recursos económicos para funcionar bien. En este sentido, es crucial entender que no estamos de vacaciones. Las responsabilidades laborales deben ser siempre la prioridad. Por eso, es indispensable contar con la capacidad de autogobernarse: ser disciplinado y constante. De lo contrario, los empleadores pierden la confianza y buscan a alguien más, y sin dinero nada es posible.
Este espacio, que hoy me ofrece VANGUARDIA, lo escribiré desde mi nueva realidad como nómada digital. No será un “anecdotario” sobre mi vida personal porque, la verdad, eso a nadie le interesa. Más bien, buscaré hablar desde la experiencia sobre las realidades que deben enfrentar quienes deseen adoptar este estilo de vida, con la intención de ayudarles. Hay decisiones importantes que tomar y hoy hablaré del tema del hospedaje.
Sin duda, plataformas como Airbnb son muy útiles para resolver esta cuestión que, por supuesto, depende de los recursos disponibles. Las opciones son variadas, pero es necesario tener muy claro lo que uno necesita y prefiere. En mi caso, exijo dos cosas: que el lugar esté en una zona segura para caminar sin miedo a la inseguridad (un problema constante en América Latina) y que tenga un baño privado. Con el resto, estoy dispuesto a negociar. Así, quien busca ser un nómada digital debe definir sus “irrenunciables”.
Con un presupuesto y una lista de características básicas, es hora de hacer la búsqueda inicial. Airbnb permite crear listados de posibles opciones, y personalmente limito esa lista a un máximo de cinco lugares. Luego, si conozco a alguien en la ciudad que visitaré, le pido que me ayude a ordenar las opciones de mejor a peor. Si no conozco a nadie, recurro a dos cosas: las calificaciones y comentarios en la plataforma, y una búsqueda en Google sobre las colonias o barrios donde se encuentran los hospedajes. Ambas búsquedas las centro en el tema que más me preocupa: la seguridad.
Una vez reducidas las opciones a lugares con baño privado y ubicados en zonas seguras para caminar, el resto depende de la intuición: me encanta si el lugar tiene ventanas, si parece nuevo y, por supuesto, si se ve limpio y ordenado. Prefiero espacios con pocos objetos, sólo lo básico, en lugar de aquellos llenos de adornos. Pero eso ya es cuestión de gustos. Lo importante es encontrar un espacio seguro para dormir y trabajar. Luego, ¡es hora de salir a caminar y explorar, porque la vida en sí misma es un viaje!