Nuestra primera elección venezolana
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La elección judicial del 1 de junio de 2025 representa un punto de quiebre en la historia democrática del país: por primera vez, una elección organizada por el INE se realizó sin garantías básicas de transparencia
La elección del Poder Judicial de este 1 de junio de 2025 implica profundas consecuencias no sólo para la justicia en México, sino para nuestro sistema electoral. El 1 de junio de 2025 marca un hito histórico: la primera elección sin garantías organizada y avalada por el INE.
Por primera vez para millones de mexicanos, la autoridad electoral nos convoca a una elección donde: 1) los funcionarios de casilla ciudadanos no serán quienes cuenten los votos; 2) no habría un acta del conteo de votos de cada casilla hecho a la vista de representantes de partidos; 3) las boletas sobrantes no serían destruidas; 4) el conteo se llevaría a cabo luego de transportarse el material electoral; y 5) no habría resultados preliminares al final de la jornada.
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Así termina un periodo de 35 años de elecciones creíbles y confiables, que fue el producto de la lucha por la democracia de generaciones, que se materializó en un instituto electoral autónomo y ciudadano, y que permitió procesar 3 alternancias partidistas en el poder. Hoy inicia otra época.
¿QUÉ SIGUE AHORA?
El caso de Venezuela, que lleva en esta lucha desde la llegada al poder de Chávez (y la disolución de la Corte Suprema de Justicia en 1999) tiene lecciones importantes que deberíamos tener claras, si queremos ahorrarnos décadas de degradación incremental aprendiendo en cuerpo ajeno:
1. El dilema de la participación en regímenes autoritarios: ¿participar en elecciones sin garantías las legitima? Esta es la mayor de las trampas que estaremos enfrentando los próximos años, y ante ello es vital tenerlo claro: la apatía ciudadana sólo facilita la consolidación del régimen autoritario.
En 2005, la oposición venezolana decidió no participar en las elecciones parlamentarias ante las abusivas condiciones del chavismo. El resultado fue que el oficialismo ganó prácticamente todas las curules de la Asamblea Nacional.
2. Participar para conquistar espacios es más importante que la participación testimonial. Las llamadas al voto nulo y otras formas de participación testimonial, desperdician la posibilidad de hacer que la inconformidad incida en los resultados electorales y de ir ganando espacios de incidencia. En el fondo, es una variante narcisista de la resignación.
3. Participar sin confiar: documentar exhaustivamente, exhibir evidencias serias, y no pedir permiso. La gran diferencia de la última elección presidencial de Venezuela, en la que la oposición no sólo logró arrasar a la dictadura de Maduro en las urnas (67% a 30%), sino que. por primera vez, logró documentar, acta por acta, los resultados de las casillas.
El esfuerzo de documentación requiere organización, recursos y la valentía heroica de ciudadanos que desafiaron a miembros de la Guardia Nacional Bolivariana para sacar una copia del acta de sus casillas. El régimen logró resistir la derrota electoral, pero los efectos últimos de este esfuerzo por documentarlo no pueden calcularse aún.
4. La “comunidad internacional” no nos va a salvar. Es indispensable comunicar hacia el mundo las trampas electorales del régimen y buscar apoyos en otros países, pero nadie va a venir a sacarnos de esta, y mientras menos tiempo perdamos fantaseando, mejor.
Dicho esto, es indispensable denunciar las condiciones electorales abusivas con evidencias ante todos los organismos internacionales relevantes. La renegociación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos ofrece una oportunidad para ejercer presión al régimen desde fuera y, sobre todo, desde dentro.
5. Una oposición real con ideas y proyecto definidos. Los partidos de oposición actuales ya no pueden entusiasmar a nadie, y se limitarán a seguir medrando mientras puedan. La resistencia democrática necesita un proyecto claro, moderno y creíble, que no se limite a señalar las corruptelas del gobierno y a repetir clichés políticamente correctos.
6. Luchar, perseverar, nunca claudicar. En el largo plazo, superamos al régimen hegemónico priísta en una época donde no había acceso a internet. La resignación conduce inexorablemente al empobrecimiento material y moral de las sociedades que la practican. La única lucha perdida es la que se abandona.