Nuevos libros de texto: ¿el debate no ha concluido en Coahuila?

Tal como ocurrió el pasado 4 de octubre con la controversia constitucional promovida por el Gobierno de Chihuahua, la Suprema Corte de Justicia de la Nación desechó ayer el recurso que Coahuila interpuso en contra de los nuevos libros de texto elaborados por el Gobierno de la República y que, en primera instancia, implicó detener la distribución de estos aquí.

Por unanimidad de votos y sin discusión, la Primera Sala de la Corte aprobó el proyecto elaborado por el ministro Arturo Zaldívar que propuso desechar el recurso y, en consecuencia, revocar la decisión original del ministro Luis María Aguilar Morales que frenó la distribución de los textos.

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Sin embargo, la Secretaría de Educación de Coahuila informó ayer, a través de un comunicado de prensa, que debido a la existencia de amparos promovidos por padres de familia, los libros enviados a nuestra entidad por la Federación permanecerán en las bodegas donde se encuentran.

La dependencia, se dice en el documento, “queda en espera de las resoluciones de los amparos promovidos por padres de familia de Coahuila, quienes al considerar que los contenidos de los textos transgreden los derechos de la niñez, reclamaron el amparo para que no fueran distribuidos por la Secretaría de Educación del Estado”.

Para todo efecto práctico, y siempre de acuerdo con la postura del Gobierno de Coahuila, la disputa sobre el tema no ha sido resuelta, es decir, las cosas se mantienen exactamente en el mismo estado en el cual estaban antes del fallo de ayer de la Corte.

El tema da para largas y sesudas discusiones jurídicas, sin duda. Porque en este tipo de casos, los elementos técnicos de las decisiones jurisdiccionales y los argumentos utilizados para llegar a ellas constituyen una auténtica filigrana que solamente los iniciados comprenden.

Más allá del debate jurídico, sin embargo, se encuentra la realidad práctica caracterizada por aspectos puntuales que es necesario resolver. El más importante de ellos es la certeza respecto de qué modelo educativo debe utilizarse para garantizar el derecho a la educación de nuestros hijos.

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Y es que en este asunto no debe perderse de vista un detalle fundamental: la discusión de fondo no son los libros elaborados por la SEP y su contenido, sino el fundamento teórico -educativo y pedagógico- del cual se partió para su elaboración.

Los libros son una consecuencia del establecimiento, por parte del Gobierno Federal, de un modelo educativo distinto al anterior, al cual se ha bautizado como “nueva escuela mexicana” cuya esencia no se ha discutido de forma seria debido a que el debate público ha sido capturado por cuestiones accesorias -e incluso frívolas- relacionadas con el contenido de los libros.

Estamos pues ante un debate inconcluso que merece un espacio más amplio en nuestras conversaciones y la dedicación para comprender el fondo de la cuestión. El cambio de paradigma educativo que se plantea no es un asunto menor y por ello la discusión pública sobre el tema debiera reorientarse.