Para que una empresa crezca, los empresarios tenemos que aprender a soltar
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Hacer crecer tu negocio es un gran desafío que requiere de la alineación de varios elementos. Comenzando por conseguir la atención del mercado, la inversión en capital de trabajo, la capacidad de los procesos productivos, el armado de los equipos y la gestión adecuada del tiempo, uno de los recursos más valiosos y más escasos que los empresarios tenemos que saber administrar para priorizar nuestras tareas y asegurarnos de estar enfocados en lo importante, aprendiendo a soltar lo que no es esencial para el desarrollo del mismo.
Cuando me reúno con un empresario que experimenta este proceso con mucha incertidumbre, suelo poner mi mano con el puño cerrado frente a él y abrirla con la palma hacia arriba mientras digo: “Esto es lo que necesitamos hacer, abrir para recibir lo nuevo, pero también para soltar”. Es un gesto pequeño y enorme al mismo tiempo, pero también es una de las decisiones más importantes que debes tomar, si lo que se pretende es hacer crecer un negocio.
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No hay que olvidar que los empresarios somos, ante todo, personas que tenemos una empresa, y que como cualquier otro ser humano, además tenemos nuestras emociones ligadas a cada decisión que tomamos. Ese gesto de la mano, y esa gran decisión, no se pueden aislar de las emociones que te vinculan con tu negocio.
Pero, ¿cómo hacer que esta condición no sea una limitante del crecimiento de un negocio? ¿Cómo llevar adelante ese simple gesto de abrir la mano y saber cuándo es el momento de hacerlo y cómo atravesarlo?
LO QUE SUBESTIMAS Y LO QUE SOBREESTIMAS
Es clave que si tú estás decidido a hacer crecer tu negocio reconozcas qué es aquello que estás subestimando y qué es lo que sobreestimas. Por ejemplo, es común que nos afiancemos a nuestras ideas originarias del negocio cuando el mismo está mutando o incluso sus intereses, y esto nos paralice a la hora de tomar decisiones.
Es posible que, como pies y cabeza de una empresa en crecimiento, hayas alcanzado los objetivos, pero eso no significa que sea el techo de una estrategia, ya que el mismo crecimiento inyectará nuevas demandas por parte de los clientes, como también por parte de tus colaboradores. Pero sobre todo tú, como persona que tiene una empresa en crecimiento, tendrás nuevas demandas con relación a tu negocio.
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Esto implica que debes tomar decisiones cruciales sobre cómo prestar un nuevo servicio, cómo vender un nuevo producto, cómo posicionar un nuevo valor y con quiénes elevar la calidad de lo que ya se ofrece, e incluso de lo que se proyecta ofrecer para obtener mejores resultados. Implica, además, que entiendas por qué es preciso soltar, como también que reconozcas cuál es el costo de no identificar el apego que puedas tener con aquello que te ayudó a crecer, pero que ya no es útil para la nueva etapa que te toca transitar.
Tomar decisiones difíciles es parte de nuestro camino como empresarios. Estas decisiones están ligadas a la historia y a la evolución de la empresa, y pueden ser dolorosas, pero son necesarias para el crecimiento y el éxito en cada etapa.
Puede tratarse, por ejemplo, de dejar de usar la primera máquina con la cual comenzaste la fabricación de tu producto insignia, o dejar ir a un colaborador que te acompañó codo a codo desde el comienzo, pero que ya no está igualmente disponible para los nuevos servicios. También tienes que estar dispuesto a soltar clientes, aquellos que están desde el comienzo, pero que ahora están pidiendo más atención y no están acostumbrados a dialogar con un vendedor o un asesor comercial.
En estos casos, soltar es una decisión inteligente basada en tu interés por seguir manteniendo un vínculo saludable, y también puede ser un contrato tácito que busca mantener ese vínculo histórico mediante almuerzos, eventos y con una comunicación transparente acerca del crecimiento del negocio y de las personas que se suman a ese propósito.
Saber cuándo y cómo soltar, sin eludir reclamos y contagiando el desafío de crecer, asumiendo el liderazgo, mostrando gratitud y aceptando las condiciones, son los hábitos que posibilitarán tu crecimiento, que te convierten en mejor empresario.
Como tales, siempre veremos un nuevo objetivo por alcanzar, otra cima más hacia donde llegar. Ese horizonte tan auspicioso y con tantos desafíos es, sin más, lo que te asegura que como empresario estés aprendiendo a soltar para poder escalar tus negocios cada vez más alto.