Poder y dinero: El mundo como resort, según los gobernantes/empresarios

Opinión
/ 10 febrero 2025

Donald Trump no considera el orden democrático ni la esfera ética, sólo el reino del dinero, sus pensamientos monolíticos, sus placeres o revanchas

Para el presidente de Estados Unidos de Norteamérica, la propuesta de convertir Gaza en un espacio abierto a los turistas, con hoteles (tal vez los suyos) o resorts que ofrezcan experiencias sin límite y usen las tradiciones culinarias de los gazatíes, es lo mejor. No nos asombremos; él no considera el orden democrático ni la esfera ética, sólo el reino del dinero, sus pensamientos monolíticos, sus placeres o revanchas. El mundo es su patio de juegos, y quien le sirva, entra. Él es quien ahora trae la pelota, una pelota llena de armamentos y caprichos

Mala hora para que sus despropósitos sean imitados −porque lo son− por gobernantes y personas supremacistas blancas, o bien, por personas que sin pertenecer a ese grupo y son oprimidas eligen también oprimir. Habrase visto un presidente que decida sobre los destinos de otro país ya sin pudor alguno y con un claro injerencismo. Para él, desplazar a los gazatíes y decidir por una nación que no es la suya es algo como elegir su próximo desayuno.

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Y en el caso de México, hay personas en cargos públicos que realizan declaraciones a favor de la política trumpista, aun cuando tenga todo menos el carácter de política. Son partidarias del odio; para estas personas es mejor ver hundido a México antes que el actual Gobierno Federal salga avante en este momento crítico, cuando requiere el soporte de los servidores públicos elegidos por los votantes, para contener a un hombre que se ha puesto del lado de las élites económicas a las que pertenece.

Vivimos la tendencia de nombrar como gobernantes a empresarios con escasa formación que han cambiado el rostro a la política, ya que las iniciativas privatizadoras son, a su parecer, lo deseable.

Vemos así que se promueve un modelo del mundo como espacio para disfrutar, que no respeta la vocación del territorio ni la conservación de los recursos naturales y menos la diversidad sociocultural con sus ritmos personalísimos. Pero qué podemos pedir a quienes ven en esta opción algo así como el mundo como resort. Usan el poder que el pueblo les confirió en las urnas para colocar a sus familiares o amigos, dueños de empresas de diversos cortes. Que se vaya al cajón de los malolientes la clase mayoritaria y trabajadora que los eligió, ya cumplió su función.

Acudimos a un modelo del mundo en el que todo tipo de productos, autos o licores deben de correr raudos con todos los permisos, pues el consumo es lo que asegura los negocios de élites que se resisten a ser revisadas. No importa que los pueblos se queden sin agua, se promueva una limpieza étnica o se eliminen partidas económicas para la educación y la salud, porque los impuestos serán para apoyar empresas armamentistas o corporativos de comunicación y manejo de datos.

Es un planeta en el que los trabajadores −esa masa que conforma la mayoría de la población− son tomados por camareros, meseros, guías de turistas, incluso por acompañantes atractivos que reciben un pago para atender a esas élites.

Y es revelador observar cómo la propuesta trumpista no es enfrentada ni cuestionada en lo general por los tomadores de decisiones mexicanos; qué va a importar la justicia ni los derechos humanos. Avalan una posición a todas luces tiránica, aun cuando se vayan entre los pies los mexicanos que buscan un mejor salario allá, en lugar de obtener la raquítica porción que aquí se paga.

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Son estos personajes, tanto en la vida política como empresarial, los que indirectamente dan soporte a la narrativa engañosa de que todos los latinos en Estados Unidos son peligrosos, cuando en realidad son una mayoría que permite, bajo un esquema laboral ilegal, grandes ganancias a empresas estadounidenses. Sin embargo, también debe decirse que actualmente hay 4.7 millones de empresas dirigidas por latinos −entre ellos mexicanos− que aportan 800 mil millones de dólares anualmente a la economía estadounidense. Este es un grupo que, después de la población anglosajona, representa el segundo mayor, conformando el 19.5 por ciento de la población del país vecino.

Resort proviene del francés antiguo ressortir, y utiliza un prefijo re, que significa volver atrás, y de sortir, que refiere a una salida o escape.

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