Ajuste técnico y mentira pública

Politicón
/ 18 julio 2016
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El viernes pasado, el Inegi anunció en un comunicado que cambió la metodología con la que mide los ingresos de los hogares en México. Bajo la hipótesis de que “los informantes”, es decir, las personas que contestan las encuestas de ingreso por habitante o por hogar que aplica el Instituto, “tienden a declarar menos ingresos de los que perciben”, el Instituto hizo un “ajuste técnico” a sus mediciones.

El resultado fue sorprendente: de acuerdo con el Inegi, los hogares más pobres de México tienen un ingreso que es “en realidad” 33.6% más alto de lo que reportaban. A nivel nacional, los hogares mexicanos tienen “en realidad” 11.9% más ingreso corriente. Y en varios estados la diferencia entre lo reportado y lo “real” es de más del 30%. ¡Ahora resulta que la gente más pobre no sabe lo que recibe!, y que, en consecuencia, la pobreza disminuyó en una tercera parte. 

Resalto el valor del Coneval dirigido por Gonzalo Hernández, quien a través de un boletín firmado por la directora de comunicación social, Julieta Castro, desestimó el diagnóstico manipulado por el Inegi, señalando que su estudio “no es congruente con la tendencia que se ha venido manifestando en otros instrumentos del Inegi y con otras variables económicas”. 
Además, el Coneval ha dicho que “cualquier modificación para captar adecuadamente las variables económicas y sociales debe ser realizada con transparencia y planeación, permitiendo generar certidumbre a los usuarios. Ése no fue el proceso que siguió el Inegi en esta ocasión”.

Hay que tomar en cuenta que hoy tenemos al gobierno con la menor credibilidad en años, un cambio en la metodología que no sólo es de forma sino de fondo con el propósito aparente de manipular la cifra a favor del gobierno deteriora aún más la confianza. El Inegi le debe una explicación clara y creíble a la sociedad mexicana sobre cómo llegó a esa nueva medición. Independientemente de la “nueva tecnología”, debe dar continuidad a la antigua para tener referencias comparables. 

Es una pena que se vea al Inegi como una institución al servicio de agendas electorales de funcionarios inquietos. Es un órgano técnico del Estado al servicio de todos los mexicanos. Cuidar su credibilidad nos conviene a todos, especialmente a las familias más pobres, que necesitan políticas públicas bien diseñadas y sustentadas con estadísticas confiables. La mentira, la manipulación es una irresponsabilidad. Increíble lo que ha sucedido.

Otra falsedad: La semana pasada se difundió en redes sociales una nota falsa en la que había supuestos comentarios míos respecto de los seguidores de AMLO. Se trata de una evidente mentira, según la cual yo me refería de manera despectiva y clasista a quienes no votaban por el PAN. Yo no utilizo ese lenguaje, no me expreso de esa manera ni en público, ni en privado y por supuesto no es mi manera de pensar.

La nota que comento puede ser el inicio de una campaña en mi contra. Eso pasa en las contiendas electorales, no me asusto, simplemente prevengo al lector de lo que está por venir: informes infundados, notas falsas, calumnias completas. Quienes gustan de manipular las redes sociales ven que son el vehículo ideal para el anonimato. Por ejemplo, la falsedad a la que me refiero tuvo su origen en un sitio de Panamá. Los resultados electorales del 5 de junio fueron muestra clara de que el juego sucio y las mentiras fueron rechazados por los electores.

Debo destacar la actitud de quienes salieron a mi defensa, entre ellos: Federico Arreola @federicoarreola, José Hernández @monerohernandez y Fernández Noroña @fernandeznorona. Los tres están lejos de ser simpatizantes míos, pero en cuanto supieron de la falsedad, enmendaron de inmediato las cosas y precisaron públicamente sus comentarios. Esta actitud les honra y la agradezco porque así se establece el diálogo democrático que marca diferencias pero es respetuoso, marginando una serie de “medios” que sólo buscan desprestigiar. Gracias a los tres.

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