Bomba de tiempo en la oficina
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La vez que mi hermano invitó a pasear en cuatrimoto ajena a Dinora, ella ni se imaginaba que él no tenía experiencia en manejarla; es más, ni siquiera poseía las habilidades para hacerlo: era todavía un chiquillo (recién entrado en la adolescencia), no tenía ni fuerza física ni destreza para controlar el volante. Con la emoción del paseo, para ella eso no fue obvio sino hasta que se estampó con un gran árbol; pues mi hermano, al ver el peligro, saltó del vehículo dejándola a su suerte.
Cuando Dinora le reclamó, mi hermano se concretó a decir: “no soy malabarista, o controlaba el volante o controlaba tu peso y el mío”. Aunque no fue la mejor respuesta, fue una buena comparación. Hay que ver cómo equilibra su cuerpo un artista del malabarismo –arriba de un monociclo– mientras lanza al aire tres, cinco o hasta más pelotas y encima sostiene con su boca una cuchara con otra pelota. ¡Cómo le hace! La respuesta es simple: posee las habilidades para hacerlo.
En la vida laboral pasa algo similar: el trabajo no está encapsulado en un mundo aparte, más bien está inmerso en la cotidianidad y puede verse envuelto en situaciones que representen grandes distracciones para el desempeño. Lamentablemente no todos y no siempre tenemos la capacidad de ser como el malabarista y traer en juego varias pelotas (situaciones) al mismo tiempo. Analiza: ¿Todos tus colaboradores son multifuncionales? ¿Siempre? ¿Qué tan bien lo hacen? ¿Obtienen invariablemente los mejores resultados?
Existen algunas mezclas riesgosas en el trabajo, situaciones personales que mezcladas con lo laboral merman la productividad y podrían llegar a ser una bomba de tiempo para la organización si no se manejan en forma adecuada, pues requieren –igual que la chamba– de toda la atención y hacerle al malabarista:
Uno o más trabajos extras. Estudio. Preparación de boda u otro festejo que requiera de gran organización y cuidado. La llegada de un recién nacido o tener que llevar a niños a la oficina. Enfrentar una demanda o divorcio. Hacer una mudanza. Relación amorosa en el trabajo o estar perdidamente enamorado y/o en una relación tóxica aunque sea con alguien externo. Duelo (por el dolor moral y por los trámites funerarios). Enfermedad propia o de un familiar. Problemas económicos.
Como encargado de los recursos humanos es importante detectar a tiempo cualquier situación de riesgo; y si alguno de los colaboradores atraviesa por alguna de ellas, apoyarlo a organizarse: ponerla bajo control y resolverla de la mejor manera. Una posible solución sería alentarlo a pedir apoyo a compañeros, familiares o amigos; motivarlo a delegar algunas tareas y animarlo a minimizar el estrés que la doble encomienda le genera –por lo menos– platicándolo abiertamente con alguien de su confianza.
Dominio Comunicación: Comunicación efectiva para tu vida personal y profesional. (55) 2212 7220.