​Carrera farmacéutica: vacunas como capital político en tiempos del COVID-19

Politicón
/ 9 diciembre 2020

La vacunación es una cuestión política que puede compararse con la carrera espacial. Los líderes mundiales han politizado la pandemia. Lo principal es reclamar que se ha sido el primero. No se averiguará que efecto tuvo la vacuna hasta dentro de uno o dos años cuando no importe tanto cual vacuna fue la más exitosa desde el punto de vista científico, ya sea la rusa, la británica, la estadounidense o la china. Pero la esperanza va más allá de la política. La arriesgada carrera de obstáculos comenzó en Rusia la vacunación voluntaria y gratuita contra el coronavirus con la vacuna Sputnik V. El 5 de diciembre abrieron en Moscú los primeros 70 centros de vacunación. Estarán operativos los siete días de la semana. La vacuna incluye un examen médico obligatorio. En caso de que el personal médico detecte algún síntoma de malestar, el paciente tendrá que aplazar la inmunización. Cabe mencionar que esta vacuna rusa es polémica porque aún se encuentra en la tercera y última fase de los ensayos clínicos en los que participan 40,000 voluntarios.

Por otra parte, Margarte Keenan, de 90 años, oriunda de la localidad norirlandesa de Enniskillen, es la primera paciente en recibir en occidente, tras los ensayos, la vacuna de Pfizer y BioNTech contra la COVID-19 en Reino Unido. Fue vacunada este 8 de diciembre, a las 6:30 de la mañana, en el Hospital Universitario de Coventry, en el centro de Inglaterra.  Recibirá la segunda dosis en 21 días. Con este pinchazo comienza Reino Unido su campaña de vacunación contra el nuevo coronavirus. Reino Unido es el primer país del mundo en dar su autorización a la vacuna de Pfizer y BioNTech. No obstante, la empresa de biotecnología alemana dedicada al desarrollo de inmunoterapias activas para un enfoque específico del paciente en tratamientos de enfermedades graves, ha emitido una advertencia de reacción alérgica para la vacuna.  Ser el primero en vacunar tiene sus ventajas, pero también sus inconvenientes. Hay muchos desafíos logísticos que plantea esta vacuna y que ha llevado al gobierno de Boris Johnson a recurrir al ejército. Ha extremado las medidas de seguridad para evitar robos después de que la Interpol enviara una alerta a los organismos policiales de todo el mundo para que estén preparados ante la posible actividad de organizaciones criminales dispuestas a hacer negocio en el mercado negro con la vacuna.

Fuera del espectro del ruido la vacuna comienza a hacer su trabajo creando anticuerpos resistentes al coronavirus en millones de personas. Las vacunas de Pfizer, BioNTech y Moderna, emplean el denominado ARN mensajero que rompe el material genético del virus en nanopartículas aún más diminutas. Cuando la vacuna se inyecta en el paciente su sistema inmunológico coactúa como si el cuerpo se hubiera infectado y genera anticuerpos evitando un futuro contagio. Los efectos secundarios registrados en estas vacunas son leves e incluyen fiebre y dolores musculares. Lo que no está claro es cuánto tiempo se mantiene la inmunidad que proporciona. Ambas vacunas requieren la aplicación de dos dosis en un intervalo de 28 días. Lo que las diferencia son los requisitos para su transporte. La vacuna de BioNTech y Pfizer debe ser almacenada a 70 grados bajo cero. Pfizer ha desarrollado un hielo seco especial para ello. Mantener esa temperatura es un gran reto que se suma a las dificultades de Pfizer para adquirir la materia prima necesaria para la producción a gran escala. La vacuna de Moderna por su parte puede ser almacenada durante un mes un refrigerador común. Eso facilita su transporte y distribución. Se desconoce a qué se deben los diferentes requisitos de transportación, pues las compañías mantienen en secreto la composición de sus respectivas vacunas. Las de BioNTech y Moderna, son solo dos de las numerosas vacunas desarrolladas contra la COVID-19. La compañía Astrazeneca ha creado otra y también existen las versiones en Rusia y China. El mundo confía ahora en que en ellas esté el principio del fin de esta pandemia.

En México, esta semana se decide el futuro de la vacuna Pfizer en el país. El 26 de noviembre, Pfizer entregó a la Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS), el expediente sobre su vacuna contra la COVID-19, para obtener el registro sanitario en México. El 11 de diciembre la COFEPRIS presentará sus conclusiones y decidirá si otorga la autorización sanitaria a la vacuna contra la COVID-19 de Pfizer. Aunque afirmó que su aplicación es segura, indicó que Pfizer debe cumplir los procedimientos para corroborar esa condición y garantizar su eficacia en contra del nuevo coronavirus. La decisión de validar esta vacuna se apoyará en el análisis que realice la Administración de Medicamentos y Alimentos estadounidense (FDA, por sus siglas en inglés), a fin de acelerar la llegada de las primeras dosis a México. Las autoridades mexicanas adquirieron 34 millones de dosis de la vacuna, aunque solo llegarán 250,000 dosis antes de terminar el 2020. El gobierno de México tiene previsto comenzar con la primera etapa de aplicación de la vacuna durante la tercera semana de diciembre, en la cual se inoculará a profesionales de la salud de la Cuidad de México y Coahuila. Si se cumplen los plazos previstos, México sería el primer país de Latinoamérica en iniciar la vacuna en su población.

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