Como cuando la porra te saluda
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El abucheo es la sonora expresión del descontento popular pero, al igual que su antítesis, el aplauso, puede ser espontáneo o bien, comprado por el módico precio de una torta y una bebida embotellada.
Con todo esto de la corrección política, la bulla ha dejado de servirnos como indicador para la calidad artística.
Un intérprete que es bajado del escenario a punta de rechifla ya no puede estar seguro si fue a causa de lo mal que estuvo haciéndolo o por la última estupidez que publicó en Twitter, como sería rechazar la donación de un órgano por temor a que fuera de algún fanático dolido de “Game of Thrones”.
Una mala experiencia con el respetable la tiene hasta el Rey de Reyes. Me refiero a Jesús, no a Luis Miguel. Éste último se gana los pitidos a pulso cuando llega tarde y sin ensayar.
Pero sobre el Nazareno, se dice que los fariseos estuvieron detrás de la rechifla que le condenó. De no haber sido por su abucheo pagado, Nuestro Señor habría sorteado el martirio y hasta se habría llevado la sala de Muebles Troncoso.
En asuntos más paganos, al que le tocó su buena ración de trompetillas fue al Gobernador de esta comarca y ello ocurrió, para sorpresa de nadie, durante la más reciente visita del Presidente a nuestra Entidad.
Se dice que un buen día, AMLOVE se despertó como siempre -a eso de las tres y media de la mañana- y le preguntó a sus súbditos si todavía existía Coahuila.
Cuando le confirmaron que aun figurábamos en el mapa, como un tremendo peladero de corrupción e impunidad, le propuso a su equipo: “¿Cómo ven si nos damos una vuelta y aprovechamos para traernos un chorizo de Mú’quiz?”
La verdad es que hay mil cosas mejores qué hacer que ir a Coahuila y no se diga siendo Presidente. Pero como nadie contradice al Pejecutivo en el Gabinete o, como le llamamos en esta columna, “el Chifonier Victoriano”, pues agarró el primer Viva Aerobús disponible y que se descuelga para acá.
De manera que a nuestro tercer Gobernador moreirista al hilo, don Miguel Riquelme Solís, ya no le quedó otra más que recibir al prócer de la 4T y acompañarlo a por el chorizo y demás mandados -él hubiera preferido no hacerlo, ya que tiene otros deberes más apremiantes como seguir desviando recursos, incrementando la deuda estatal, etcétera-.
Pero fue en un acto público cuando, a la hora de anunciar la grata presencia de nuestro mandatario estatal, su dulce nombre fue seguido por un encendido coro de repudio.
El Gobernador preguntó: “¿Están diciendo ‘buh’ o ‘Burns’?”. Pero ya el pueblo bueno y sabio había emitido su lapidaria sentencia.
En honor a la verdad, hemos de reconocer que el Góber hizo gala de templanza y se lo tomó con humor. Aunque también, siendo honestos, cualquiera que esté en el epicentro del torbellino donde los pesos se esfuman por miles de millones, lo de menos es una saludable rechifla.
¿Pero qué fue ese abucheo, exactamente? ¿A qué obedeció y de parte de quién?
Sucede que ha sido una escena repetida a lo largo y ancho de nuestra tetra-transformada Nación, en los Estados cuyo gobierno no es afín al nuevo partido hegemónico. ¿O deberíamos decir “pejemónico”?
Así que, más que un reclamo producto del hartazgo de la gente para con sus gobiernos locales -cosa que sería excelente de tan deseable- parece ser sólo que los amloístas siguen en campaña. Como que no les acaba de entrar en la cabeza que la única manera de ayudar al día de hoy a su amado Tata Grande es poniéndose a chambear con eficiencia y honestidad -y una pizca de inteligencia que no les vendría mal-, más que como barra brava.
Claro que si por pura chiripada -por no decir que “por pura chingadera”- se tratase de los coahuilenses haciéndole patente a Riquelme Solís el nulo grado de aprobación que ostenta, luego de haberse robado la gubernatura y de ser la continuación del régimen infame de sus patrones, pues también qué mal, la verdad, porque ni modo que tengamos que esperar a que esté AMLO presente para envalentonarnos y escupirle a nuestro Gobierno sus verdades.
Total que si son porra incondicional del Rayito Tropical o una tardía y baladí demostración de reproche y malquerencia, pues ni la una ni la otra sirven absolutamente para maldita la cosa. Y tan tán.
petatiux@hotmail.com
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