Derechos humanos en 2018: un balance

Politicón
/ 30 diciembre 2018

El fin de año es siempre una buena excusa para rememorar los eventos acontecidos a lo largo de éste. Ver hacia atrás no sólo sirve para recordar lo sucedido sino que nos permite reflexionarlo, dotarle de sentido histórico y, más importante, reafirmar lo que falta por hacer. Con este pretexto es pertinente evocar los hechos más relevantes sobre derechos humanos sucedidos en el año que mañana concluye.

Este año, por una parte, nos dio muchas buenas noticias sobre la progresividad de derechos humanos a nivel nacional. Este fue el año en que el tribunal mexicano sostuvo la constitucionalidad del consumo lúdico de mariguana; reconoció el derecho de las parejas homosexuales a convertirse en padres mediante la reproducción asistida; facilitó el cambio de sexo de forma administrativa y anuló la legislación de seguridad interior que favorecía la militarización de la seguridad pública.

Mención aparte merecen las leyes y sentencias sobre derechos de las mujeres. Este año vimos sentencias destacadas que protegieron a quienes realizan doble jornadas laborales en el trabajo y en el hogar; reforzaron leyes sobre feminicidio y ratificaron la perspectiva de género en la investigación de delitos. En 2018, además, varias propuestas que limitaban el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo fueron derrotadas, y otras que pugnan por la igualdad salarial entre hombres y mujeres fueron aprobadas por amplias mayorías.

Pero las mujeres no han sido el único grupo que ha visto avanzar sus derechos el año que concluye. Así, la suprema corte mexicana afirmó el derecho a un medioambiente sano para que una comunidad indígena fuera consultada sobre obras que podían afectarles. Además, en la agenda pública avanzó la discusión para otorgar legalmente seguridad social a la población penitenciaria. Y, destacadamente, vimos sentencias que reafirmaron la protección al derecho de la salud de niños a expensas de las creencias religiosas de sus padres.

A nivel internacional, por su parte, el año 2018 vio la consolidación de derechos humanos básicos alrededor del mundo: India ratificó el derecho al matrimonio entre parejas del mismo sexo, Ecuador creó el derecho de los niños para llevar el apellido de sus dos madres, Holanda sostuvo la necesidad de prever una opción neutral de género al nacer, Irlanda puso a votación y ratificó el derecho de las mujeres a abortar, y Nueva Zelanda aprobó leyes sobre violencia de género.

Desafortunadamente el año que concluye no sólo mostró avances deseables. 2018 fue el año que vio cómo fenómenos relativamente cada vez más vigentes como la migración presentan desafíos cada vez más acuciantes para la lucha de los derechos. Pese a aprobarse un Pacto Mundial para la Migración, dichos esfuerzos aún parecen insuficientes. Aunado a esto, ni nuestros tribunales ni nuestras leyes nacionales parecen saber cómo afrontar dichos acontecimientos.

Mientras tanto, las crisis “tradicionales” de derechos se afianzan: este año los lamentables hechos en materia de desapariciones que han azotado, Coahuila en particular y México en general, se ven aún lejos de cesar. Por su parte, alrededor del mundo los intentos legislativos por limitar los derechos reproductivos de las mujeres siguen a la orden del día, aunados a las cifras cada vez más alarmantes de feminicidios.

Finalmente, México no salió bien librado este año cuando los tribunales internacionales juzgaron cómo cumple con los derechos humanos. La Corte Interamericana responsabilizó a nuestro País de tres casos de violaciones de derechos: por hechos de tortura sexual a 11 mujeres sucedidos en Atenco en 2006; por desapariciones forzadas en labores de seguridad pública en Chihuahua en 2009, y por la responsabilidad de militares por asesinatos de civiles en la mencionada entidad en 1998. En los próximos años veremos cómo permean dichas sentencias en nuestras leyes.

El año que concluye marcó el septuagésimo aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos. En su preámbulo, esta menciona que los derechos humanos son “iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana”. El año 2018 es una muestra de una lucha necesaria: aunque parece que avanzamos, aún estamos lejos de que dichos postulados sean una realidad para todos.

@jfreyes

El autor es investigador del Centro de Estudios Constitucionales Comparados de la Academia IDH

Este texto es parte del proyecto de Derechos Humanos de VANGUARDIA y la Academia IDH.

 

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