Día de las madres y los desaparecidos
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El pasado domingo en México celebramos el día de las madres. En tiempos pre-COVID, miles de familias se reunirían en restaurantes —o en casa— para celebrar a las madres. Con flores, globos o postales muchos celebran el rol de cuidado que cumplimos las madres. Se puede no celebrar las fiestas patrias, pero el día de la madre es inviolable. Mucho dice la importancia que tiene este día sobre el rol que se espera juguemos las mujeres en nuestra sociedad y la imagen de madre buena. Una buena madre cuida el hogar y a sus familias, es responsable de las tareas —de alimentación y educación y limpieza— en casa. Una buena madre sacrifica sus proyectos y necesidades personales por las de otros. Una buena mujer desea convertirse en (buena) madre.
La epidemia de COVID ha hecho evidentes muchas caras de la desigualdad que se vive en el país. El tema de género y maternidad no es la excepción. El confinamiento nos ha hecho ver la violencia que viven muchas mujeres en sus hogares. Según datos oficiales, durante el mes de marzo de este año, el número 911 registró más de 64 mil llamadas de emergencia por violencia intrafamiliar, mostrando un claro aumento de las registradas en enero y febrero del mismo año y también de las recibidas el mismo mes del año anterior. Ese mismo mes se abrieron 20 mil 232 carpetas de investigación por el delito de violencia familiar, la cifra más alta desde 2015. En enero en cambio, antes del confinamiento, se abrieron 15 mil 851 carpetas por este delito. Los datos muestran que las mujeres, madres o no madres, somos vulnerables en el hogar. Estar obligadas a estar en casa, pone en riesgo nuestras vidas e integridad corporal. Como sociedad celebramos a las madres en su día, pero en casa las violentamos.
Hay otro grupo de mujeres que la epidemia ha hecho más vulnerables: las madres que buscan a sus hijos e hijas. A principios de este año, la Comisión Nacional de Búsqueda reportaba más de 61 mil personas desaparecidas en el país. Así como las tareas de cuidado son realizadas principalmente por mujeres, las labores de búsqueda también son llevadas a cabo mayoritariamente por mujeres. En condiciones muy adversas, sin recursos y en ocasiones con amenazas sobre sus vidas, siguen pistas a lo largo y ancho del país para encontrar a sus seres queridos. Algunas buscan a sus parejas, padres o madres. Muchas más buscan a sus hijos e hijas. Hoy más de 60 colectivos trabajan en México y Centroamérica buscando a sus seres queridos. “Luchamos por encontrarlas, por la verdad, por la justicia, la reparación, la no repetición y la paz”, puede leerse en el sitio web del Movimiento por Nuestros Desaparecidos.
La búsqueda de personas desaparecidas en campo quedó suspendida en el país debido a las medidas de cuarentena y los familiares no tienen capacidad legal para buscar por su cuenta. Además, debido a la epidemia, este año no pudieron marchar como lo han hecho en años anteriores. El 10 de mayo se ha convertido en un día emblemático para el movimiento; un día en que, desde distintas partes del país se exige verdad y justicia al Estado y se hace un llamado de solidaridad a la sociedad. Este año, la mayoría no pudo marchar y la manifestación se dio principalmente en redes sociales con la campaña #CorazonesenMarcha.
Hoy muchos de quienes buscan a sus familiares están sin ingresos o realizando trabajos informales en condiciones muy precarias. Debido a las largas horas de búsqueda en campo y al estrés de tener un familiar desaparecido, tienen problemas crónicos de salud como colitis, gastritis, diabetes, hipertensión. Sin dinero para comprar medicamentos o para pagar sus rentas, COVID ha convertido su situación en una pesadilla aun peor. Desde El Día Después se lanzó la campaña #YoApoyoParaEncontrarles. El objetivo es recabar fondos para ayudar a estas familias a sobrevivir y seguir buscando. Si usted, lector, puede y quiere ayudar, entre a la página web de El Día Después (https://eldiadespues.mx). Cualquier donativo hace la diferencia para muchas familias en estos difíciles momentos.