El ABC del acompañamiento emocional (presencial o en la distancia)
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Todos tenemos alguien cercano y amado que no la está pasando bien y que en estos momentos valoraría mucho de nuestra cercanía, apoyo y acompañamiento.
Acompañar emocionalmente es un arte, pero ¿sabemos hacerlo?
Un acompañamiento emocionalmente requiere de una presencia amorosa, respetuosa y activa pero no directiva, como diciendo “aquí estoy, te escucho, no vine a regañarte ni a decirte qué hacer”.
Esto implica ponernos al servicio del otro con amor y paciencia sabiendo que en esta ocasión, no somos el protagonista del momento. Si terminamos contando nuestras historias y siendo el centro de la conversación no lo estaremos logrando.
Quien atraviesa un momento difícil debe tener claridad de lo que vive, compartirlo y sentirnos presentes en un marco de confianza en donde nosotros escuchemos sin tomar responsabilidad de actuar por él o ella.
Nuestro comportamiento debe ser de empatía y comprensión, dejando que la otra persona viva su momento sin caer en la tentación de apropiarnos de su situación para resolverla.
Para acompañar a otros tenemos que estar bien y sentirnos a salvo respecto a la situación. Si nos sentimos inseguros, agredidos o superados por el problema del otro no podremos acompañarlo de una manera sana.
Ya sea que queramos acompañar a un niño que tiene un berrinche, un adulto frustrado, la decepción de nuestro hijo o la desilusión de una amiga, hemos de tener en cuenta estas recomendaciones:
Sentirnos seguros, estables y en calma respecto al tema. Disponer de tiempo. Brindar atención plena (estar ahí física y mentalmente). Respetar los silencios. Hacer preguntas con respeto absoluto. Sugerir acciones positivas que no fomenten dañar a nadie. Agradecer la confianza y ser confidenciales. Dar un amable y ligero seguimiento los días posteriores a la conversación.
Si alguna de estas condiciones no se da, nuestro acompañamiento emocional se verá limitado y, posiblemente, la persona a la que queremos acompañar no se sentirá atendida, validada, tenida en cuenta.
Hagamos del acompañamiento emocional una competencia para la vida, y ten presente que algunas veces te tocará brindarla y en otras ocasiones recibirla.
Tareas: observarnos brindando acompañamiento y mejorar la técnica y también usar cubrebocas para ¡salvar la navidad!