Rafael hace malabares para sobrevivir
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Junto con su familia, Rafa ha recorrido el País para ganar el sustento como malabarista callejero
FOTOS Y TEXTO: ORLANDO SIFUENTES
Hace cuatro años, aún muy joven, Rafael vivía con sus padres, pero los perdió a los dos. Desde entonces decidió que no quería ganar dinero sujeto a los horarios y reglas de las empresas. También determinó cubrir sus necesidades, las de su esposa y las de su hijo de un año, haciendo lo que le gusta: malabarismo con cuchillos en los cruceros de diversas ciudades.
Empezó en Chiapas. Ahí inició a un viaje que lo llevó por diversos lugares de la República Mexicana hasta llegar a Saltillo. Pero vivir de lo que le gusta hacer, a Rafa le ha costado enfrentar policías que no le permiten realizar sus actos, gente con prisa que le echa el carro encima y conductores que le han gritado: “¡Ponte a trabajar!”, a lo que Rafa responde: “Ps, si ya ando jalando”. Horas y horas de práctica, han dejado al malabarista heridas en piernas y boca, pues, igual que una ráfaga de aire que una mala atrapada provocan lesiones.
