Horno de mentiras

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Aquella desmesura oficial a la llegada a México de tres mil vacunas antiCOVID se explica por lo que siguió: aumentos exorbitantes en las cifras de enfermos, viacrucis de ambulancias sin hospital que reciba personas muy graves, hornos crematorios ocupados a la velocidad de la expedición de actas de defunción.
La “Operación Chapultepec” fue la puesta en escena de un desembarco de refuerzos para una guerra con estrategia desesperada por levantar el ánimo de la gente y dar oxígeno a la popularidad de Andrés Manuel López Obrador, de la que depende el sexenio funesto.
Pan y circo, explican politólogos, es el carburante del Gobierno Federal populista donde parece de izquierda, neoliberal en la Hacienda Pública.
Sin imaginación para el circo, se ejecuta una propaganda mediocre.
Para lo básico no alcanza, menos para el espectáculo; millones han bajado a las mazmorras de la miseria; el entretenimiento es patético, con figuras del momento en condolencia por la muerte COVID, por cierto, de un emblema de la canción popular, Armando Manzanero, que se usó como si fuera ideólogo de políticos.
Especialistas en aritmética, como puede serlo un alumno de primaria, previenen que el desplome de la economía no sostiene el gasto público y la semiparálisis productiva deja sin ingresos a sectores de las clases medias.
Antes del otoño se veía un 2021 peor que el maldito 2020 y los pronósticos de muerte y quiebra quedaron cortos. En estas circunstancias, como en hornos crematorios, arde la esperanza de millones a fuego lento de mentiras.
Suerte a todos...