La primera piedra de la Academia IDH
COMPARTIR
TEMAS
Soy madre de Dan Jeremeel Fernández Morán.
Dan Jeremeel desapareció en Torreón, Coahuila, en diciembre de 2008.
Desde su desaparición he dedicado mi vida a su búsqueda. Ha sido un esfuerzo continuo e interminable. Es una lucha que, desafortunadamente, comparto con muchas otras madres de nuestro país.
Lucho formando parte del movimiento FUUNDEC-FUUNDEM (Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Coahuila y México), el cual exige justicia, verdad y reparación. Nuestra batalla se ha enfocado tanto a exigir respuestas como a buscar el respeto de nuestros derechos humanos y de nuestros hijos e hijas desaparecidos.
Sin embargo, no estamos solas en nuestra lucha.
Con la finalidad de concretar la implementación de acciones y políticas públicas que erradiquen el problema de la desaparición forzada de personas, nuestro movimiento ha sabido construir un diálogo con autoridades, organismos internacionales y centros de excelencia académica.
Una de estas instituciones es la Academia Interamericana de Derechos Humanos de la Universidad Autónoma de Coahuila, centro de investigación especializado en el estudio, docencia e investigación en derechos humanos.
Como madre de un desaparecido y como víctima he seguido muy de cerca las actividades y he estado acompañada por los investigadores de la Academia IDH. Esto me permite reconocer el papel relevante de las actividades científicas que han desarrollado: los foros, seminarios, investigaciones y publicaciones constituyen instrumentos de gran importancia para producir conocimientos fundamentales en la lucha para la consecución de nuestros derechos.
La de la Academia, indudablemente, es una labor útil y necesaria. A los familiares de los desaparecidos nos ha permitido, por lado, capacitarnos y formarnos con la finalidad de aprender cuáles son nuestros derechos y, por otra parte, conocer cuáles son los medios a través de los cuales lograr la protección y garantía de los mismos.
Su programa de posgrado, la especialidad en Derechos y Garantías de las Personas Desaparecidas y sus Familiares que oferta la Academia IDH, se ha convertido en un unicum a nivel internacional. La capacitación y formación de varias familias nos ha permitido una mejor articulación de nuestras peticiones y un mejor diálogo con las instituciones concernientes a nuestra lucha. Además, nos ha permitido entrar en contacto y aprender de los máximos expertos nacionales e internacionales en la materia, quienes con sus conocimientos y experiencias han enriquecido nuestra formación.
En su labor, los investigadores de la Academia IDH han mostrado siempre un fuerte compromiso hacia la promoción y protección de los derechos humanos. No se han limitado a estar encerrados en sus cubículos escribiendo artículos de indudable interés académico y científico, sino que nos han acompañado en nuestra lucha. Se han sentado con nosotros, facilitando el diálogo con las autoridades. Nos han ayudado, con la experiencia nacional, internacional y comparada que poseen, en la elaboración e implementación de políticas públicas, para que nuestros derechos y los de nuestros hijos e hijas desaparecidos no sean letra muerta. Con su trabajo, pues, contribuyen a una más amplia protección de nuestros derechos.
El día de ayer, se colocó la primera piedra de lo que será el edificio que albergará la Academia IDH.
Esto constituye, considero, el primer paso para permitir la consolidación de una institución académica realmente comprometida con los derechos humanos, y en particular de los derechos humanos de nosotros, los familiares de las personas desaparecidas.
La autora es Coordinadora de la Región Centro de FUUNDEC-FUUNDEM
Este texto es parte del proyecto de Derechos Humanos de VANGUARDIA y la Academia IDH