La religión: la gallinas de los huevos de oro...
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Gracias por leerme y atender estas letras, señor lector. Hartos, hartos comentarios me llegan de usted con motivo de estos textos donde abordamos o ponemos, pongo el acento en el lado oscuro y no convencional de la pandemia del condenado virus chino de laboratorio el cual no, no se va a ir. Va a vivir con nosotros para siempre y le digo algo: no va a tener cura. Se lo aseguro. Ya consulté con mis asesores médicos y virólogos, luego le presentaré el texto pertinente pero me aseguran, no va a tener cura. Aprenda a vivir con él y si lo muerde, pídale a Dios Altísimo que lo cure y lo soporte, para que no se vaya usted de minero tres metros bajo tierra.
He nombrado a Dios Altísimo. Usted lo sabe, soy un hombre de fe. Fe rota la mayor parte del tiempo, pero al final, fe. Lo mismo me apersono en un templo cristiano que voy a la Iglesia de san Francisco. Muchos meses y en domingo fui con los hermanos Testigos de Jehová. Pues sí, hasta que llegó la temporada de futbol americano y cambié la visita al templo por los juegos de mis héroes del domingo. Ya se lo platiqué aquí: hubo una comisión de hermanos los cuales me visitaron y preguntaron por el motivo de mi ausencia. Les dije la verdad, era la NFL. Al templo iría entre semana. Si porque Dios es muy grande no me insultaron, pero me dejaron caer todas las maldiciones bíblicas (las plagas y pandemias de Egipto, para empezar). Puf.
Insisto, creo en Dios. Por eso estudié bajo el ala protectora de la academia de don Antonio Usabiaga y su equipo de sabios maestros de aquel entonces en el ISER. Desde joven he leído al respecto y trato de sistematizar mis documentos y lecturas, por ello de aquella saga de textos editados: “Hablemos de Dios”. Y hoy el punto es lo siguiente: el mundo ha cambiado en este año, para siempre. El experimento social, económico, laboral, antropológico, religioso y amoroso, el cual pusieron en práctica los chinos y rusos, les ha salido tan bien a sus fines al día de hoy, que no dudo dentro de tres años, lo van a perfeccionar. Y entonces sí, este mundo dejará de ser lo que es y va a tener una poda brutal.
Con la pandemia del miedo, se rompieron y en días, los vínculos comunitarios y de lazo social (sálvate tú, olvídate del vecino), lazos afectivos con los parientes cercanos (no vayas a ver a tus padres, sólo márcales periódicamente por teléfono), lazos educativos (la educación es una antigualla, ya no es necesaria, ahora edúcate con tutoriales en línea); con la pandemia del terror, se rompieron lazos religiosos… nadie protestó.
ESQUINA-BAJAN
Ensayo en tiempo real: quítale a los humanos su religión, sus templos, sus dioses, prohíbe que vayan a ellos haber que hacen: nada. Se acató la orden sin protestar. Se negó a Dios. Dios no existe, nadie protestó (vaya, ni el monje Raúl Vera López y su séquito de enlutados). Será por un motivo: no les interesa. No creen, sólo es plataforma mediática. Vaya, ni los aguerridos Testigos de Jehová protestaron. Tal vez y sólo tal vez, la fe de todo ellos es muy poca. Y usted lo sabe lector, Dios necesita “ver” su fe para premiarlo. Es la enseñanza de la historia del paralítico al cual bajan por el techo para que Jesucristo lo sane (Evangelio de Marcos). En el parágrafo se lee literalmente: “Al ver Jesús la fe de ellos…” (Marcos 2:5).
¿Jesús y el mismo Dios, ven mi fe; ven su fe señor lector, Dios ve la “fe” de los curas de pueblo? Yo no tengo duda: sí. Es decir, Dios quiere ver sus acciones, esa es la fe señor lector. Pero vaya, quién soy yo para dar lecciones de teología y hermenéutica. Pero hay voy: Dios quiere ver esta fe la cual es sinónimo de acción. No rezos y oraciones mustias y descoloridas. Dios quiere ver planes, trabajo, operación… no visitas al templo para confesarse y descargar el pesado fardo de pecados cometidos. Dios, Jesucristo quiere “ver su fe”, y no sólo el estirar la mano para pedir… dinero regalado, limosna. Como lo están haciendo en Coahuila los curas y santones arropados bajo las enaguas del monje Raúl Vera López.
Ante la pandemia y ante la falta de dinero porque en la Semana Santa se les clausuró la vendimia y se cerraron los templos por lo cual no pudieron cebar a la gallina de los huevos de oro, ¿qué hacer? Pues lo básico: no trabajar, sino pedir limosna. El monje Raúl Vera pidió que usted “adoptara una Iglesia” para pagar los gastos. Los integrantes de un patronato de una Iglesia crearon una cuenta cibernética de “Moneypool” para que usted dé “ofrendas”. Pagar sueldos, gastos y servicios de las 90 parroquias de la Diócesis. ¿Harán caso o ya cooperaron la familia López con el inefable Chilote al frente; ya cooperaron los cresos de Jorge Zermeño, Guillermo Anaya, Miguel Ángel Wheelock, José Moreno Reyna, Marcelo Torres, Silvia Garza…?
Como no hubo venta de veladoras milagrosas por el bicho asesino, ahora es sólo estirar la mano. A nivel internacional está peor. Antonio Guerrero Alves, prefecto de la Secretaria de Economía (SPE) de la Santa Sede (el “Ministro de Economía”, pues), ha dicho que la crisis por la pandemia les hará un hueco en sus finanzas para este año de entre 68 millones de euros (escenario alegre) y 146 millones de euros (escenario oscuro). Por ejemplo, por la falta de visitantes en los Museos del Vaticano, dejarán de entrar en sus arcas flujos de efectivo por el orden de los 40 millones de euros anuales. Ya desesperados, se parparan para echar mano del óbolo de San Pedro, Fondo millonario que maneja la Secretaría de Estado. ¿Cuánto tienen allí? Todo el dinero imaginable (Datos del diario “La Nación” de Argentina).
LETRAS MINÚSCULAS
El Estado más pequeño del mundo está en crisis. Como yo, pues. Pero eso sí, a usted le piden mano tirante, su “limosna.” Tengo más datos para la siguiente columna… Espérala.