La toma de la CNDH, a grandes males...
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Para todos es lamentable y preocupante, que la institución que debe ser garante de la lucha por el respeto a los derechos humanos y que entre muchas causas busca combatir la violencia, esté violentada, por la toma que hasta la fecha llevan a efecto, colectivos feministas, que se quejan de la cerrazón de los funcionarios de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, por no haber escuchado su solicitud de atención, en su momento.
Si esto le pasa a la CNDH, la pregunta que viene al caso, como dijera el ilustre comediante mexicano: ¿y ahora, quien podrá defendernos?
En la dirección de la comisión, está instalada una luchadora social, que se asume como víctima del Estado Mexicano. Sin embargo, sus valores personales, no han sido suficientes, para dar los resultados que se espera de la institución. El tema de los Derechos Humanos, es una especialidad jurídica, social y sobre todo universal.
Por lo que se espera, de quienes están a cargo de los diferentes órganos de la institución, sean personas con conocimientos, experiencia y trayectoria en la materia, así como en los procedimientos que se realizan en la propia comisión. Y mucho se ha escrito sobre la falta de cumplimiento de los requisitos personales, de quienes ahora ocupan diferentes cargos. La falta de información, originó la imposibilidad de atender a quienes hoy tienen tomada la sede de la CNDH. Porque como dice el dicho coloquial, no es lo mismo ser borracho que cantinero (sin alusiones literales, desde luego), faltó voluntad para atender a las demandantes, habilidades para entablar el diálogo en situaciones complejas y conocimiento para plantear caminos de solución.
Pero los servidores públicos de la CNDH, no son responsables de los hechos de origen. A ellas y ellos, no les debió estallar la bronca. Cada queja presentada por las mujeres, tiene en este caso como origen, la falta de respuesta de alguna autoridad. Cuando un problema rebasa la atención jurisdiccional, se vuelve un asunto de gobernabilidad. Para las quejosas, la opción fue acudir a la CNDH. Y ante el conflicto, la pregunta sería, ¿qué autoridad les dejó pasar el problema?
La violencia hacia las mujeres, ha crecido exponencialmente con la pandemia. Esto lo demuestran todos los días, quienes tienen acceso a las cifras y las publican, pero las respuestas no tienen el alcance necesario. En este caso, la titular de Gobernación, se tomó el tiempo para mediar entre las demandantes y la CNDH. Llegó a acuerdos, pidiendo tiempo para que la presidenta, pueda dar respuestas. Pero para conocer, se necesita estudio y experiencia, lo que lleva mucho tiempo. También se comprometió la Secretaría de Gobernación, entre otras acciones, a establecer contacto con los Estados, para que las demandas fueran atendidas en mejores circunstancias. Sin duda un gran esfuerzo personal de la Lic. Olga Sánchez Cordero, pero no alcanzó el diálogo, para liberar la sede, que continúa tomada y convertida en refugio.
Mi gran duda sigue en pie: por qué no se ha instalado y se da seguimiento al Sistema Nacional de Prevención, Atención, Sanción y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres, es el mejor instrumento del Estado, para establecer políticas públicas para una vida libre de violencia. Es más que oportuno en la víspera de la aprobación del Presupuesto de Egresos. A grandes males, grandes remedios. Las mujeres de México, siguen esperando las respuestas ofrecidas. Problemas como el que afecta a la CNDH, se pudieron atender y a tiempo.