Mirador 12/10/2020
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El ropero es de tres lunas. Eso quiere decir que tiene tres espejos.
En ellos se han mirado varias generaciones. Lo trajo al rancho el abuelo del abuelo.
Es de cedro. Al abrirlo se percibe todavía el aroma de la madera.
Yo amo este antiguo mueble que tiene muchos más años de los que tengo yo. Sin palabras me cuenta cosas del pasado; me habla de los hombres y las mujeres de antes. Me pregunto si les hablará de mí a los que serán después de que yo ya no sea.
Ahora estoy frente al ropero. Siento como si estuviera frente a un hidalgo señorial. El espejo refleja el retrato de don Ignacio de la Peña y Peña, pero no me refleja a mí.
¿Qué debo hacer para que el espejo me vea, para verme yo en él?
Se lo preguntaré al ropero. Quizá me lo dirá una de estas noches, cuando todos en la casa duerman, menos él y yo.
¡Hasta mañana!...