Mirador 22/06/2021

Politicón
/ 22 junio 2021

Variaciones opus 33 sobre el tema de don Juan.

El caballero sevillano vive solo en su palacio a la orilla del Guadalquivir.

Tiene un ama de llaves, sí, y tres criadas de servicio, y dos lacayos, y un mozo de casa y campo, pero no son compañía para él.

Está solo. Por las noches, cuando se ha retirado ya la servidumbre, deambula como un fantasma por los vacíos aposentos.

Habla solo, según uso de viejos, y nadie le contesta. Su voz se pierde, y también se pierde él en ese silencio.

Don Juan cambiaría todas las mujeres que poseyó por una sola que lo poseyera a él. Una que le dijera cada día: “Dios te guarde”, y de vez en cuando: “Te quiero”.

Tuvo muchas mujeres, y ahora no tiene ninguna. Conoció muchos cálidos lechos, y ahora el suyo es frío. Por años y años su alcoba trascendió a mujer, y ahora huele a soledad.

Qué pena.

 

¡Hasta mañana!...

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