Mirador 30/12/2020
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Se va el año con su cortejo oscuro de penas y dolores.
El que viene -¿podremos en esta ocasión llamarlo “nuevo”?- se presenta incierto. No sabemos si traerá alivios o más desazones.
El mundo enfermó súbitamente, y nosotros, la humanidad, con él. Una inmisericorde plaga sembró la muerte en todos los confines, y puso sufrimiento en millones de hogares en los cinco continentes.
Ahora la vacuna es esperanza. Toca a los gobiernos hacerla llegar con eficacia y prontitud, de modo que la ciencia remedie los efectos de la imprudencia e imprevisión del hombre.
Desde luego la vida seguirá. Siempre ha seguido. Nos lo dicen los niños que ahora nacen; nos lo dice el amor de los enamorados; nos lo dice el ritmo inmutable de la naturaleza.
Seguirá la vida, y todo esto será como un mal sueño del cual vamos a despertar.
¡Hasta mañana!...