No hay fecha que no se llegue, ni plazo que no se cumpla
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El modelo democrático representativo que tenemos y que tanto criticamos fue propuesto por la aparición de las grandes megalópolis posteriores a la Revolución Industrial. Sin embargo, contrario a lo que de pronto pensamos, nos da la oportunidad al pueblo de aproximarnos a la democracia ideal y a la real. Evidentemente, la democracia real no nos agrada mucho, porque los ciudadanos, en la culpa llevamos la penitencia. Es decir, si no hay participación, no hay democracia.
Sin dudarlo, éste modelo, es para los ciudadanos. El problema es que como dice Sartori, en México se vive una partidocracia que ha agudizado y polarizado la sociedad y por tanto, los partidos han degenerado en centros de poder. Es verdad, ni los representantes nuestros en el Estado nos conocen y ni nos quieren conocer; ni nosotros los conocemos, ni hacemos nada para conocerlos.
Se placean cuando quieren el voto, de ahí en fuera son como Dios, “habitan en la región de la luz inaccesible”. Se dificulta llegar a ellos, se requieren de citas que nunca llegan, de respuestas que nunca se dan, de creerse la impronta de la sustancia, en fin. La razón es muy simple, la ciudadanía lo ha permitido. Porque les ha puesto y dejado ejercer el poder en charola de plata y ellos ni tardo, ni perezosos se han ido por la libre.
Poca o nula participación en la construcción de la democracia ha traído como consecuencia, abusos y corrupción por todas partes, esa ha sido nuestra historia. Nos quejamos, no denunciamos, les permitimos, se enriquecen, todo lo esperamos, nos volvemos cómplices, alentamos la impunidad, si se puede nos volvemos parte, en fin, ese es el México que hemos construido. Un país de complicidades y de impunidad, porque en la práctica no nos ha interesado lo público. Pues buenas noticias, llego la hora de terminar con todo aquello que nos disgusta y nos complica para vivir bien y vivir dignamente. Se llama participación ciudadana y una de sus expresiones son las elecciones.
Este domingo, se nos da la oportunidad de salir a las urnas a votar por el proyecto que cada uno considere el mejor y determinar el rumbo que tomaremos en los próximos 6 años. Es cierto, hay muchas cosas que juegan en contra de la democracia, pero el 1 de julio es el día en que debemos de tomar conciencia de que la democracia no se vive solo un día, sino todos los días.
La participación de los ciudadanos no se agota en tiempo de elecciones; sin embargo, no podemos dejar de lado que la democracia actual se ha convertido en una democracia electoral que tiene su soporte en el voto. De alguna forma, teniendo en cuenta el tema electoral, el voto se convierte en elemento de esperanza porque se elige a quien gobernará.
Según el INEGI, en México somos 127 millones, 540, 423 personas; de las cuales, 87 millones 838 mil 148 podrán votar para elegir nuevo presidente de la República, senadores, diputados y presidentes municipales. Se dice también que la elección recaerá en la población que tiene entre 18 y 29 años, es decir, en nuestros jóvenes, que siguen siendo nuestro presente y nuestro futuro.
¿Qué se espera este 1 de julio? Que acabemos de entender que vivimos muchas patologías sociales que nos han traído la involución social del país; corrupción e impunidad, desigualdad y pobreza, violencia e inseguridad y todas las plagas de Egipto porque no hemos entendido que la “unión hace la fuerza”, que como sociedad cada vez que se nos presenta la oportunidad de hacer sinergia, la desaprovechamos.
No olvidemos que somos parte de un todo y a todos nos afecta el destino colectivo. Probablemente la indolencia nos ha cauterizado los sentimientos, pero no podemos dejar de lado el sufrimiento de muchos hermanos nuestros. Este es el momento, re-incentivar el tema de la participación ciudadana, es una prioridad. Por supuesto, esto no puede ser solamente este próximo domingo, se es ciudadano los 365 días del año. Participar es tomar parte, pues es momento de comenzar a interesarnos por nuestro futuro inmediato.
Participar como ciudadanos, es tener sentido responsabilidad y autonomía, es tomar decisiones e influir en quienes gobiernan, es entender que la democracia mexicana tiene muchos defectos porque nos hemos, la mayoría, desentendido de ella. Participa de forma ciudadana el que se hace oír, el que organiza y demanda bienes al gobierno en turno, el que negocia condiciones de vida y trabajo, el que incide sobre las decisiones políticas y vigila su proyección, el que es protagonista del devenir político.
Se los comparto en confianza. A quien gobierna le interesa nuestra apatía, nuestro desánimo y desilusión. Les viene bien nuestro desconocimiento de la realidad y de lo que pasa en lo público. Son felices con la ignorancia y la poca participación. Les disgusta que estemos vigilantes del cuidado de las promesas que hicieron y de la agenda pública. Les molesta el marcaje personal.
A la luz de la elección en puerta, se requiere una nueva cultura política, sino lo entendemos así seguiremos con la inercia que hemos tenido hasta el momento. Vigilar, supervisar, controlar y moderar la forma como se gobierna es una nueva responsabilidad que debemos fomentar y llevar a la práctica. A diferencia de otros tiempos, hoy tenemos la ventaja de las redes sociales, de los blogs, del internet.
Hoy, el voto se presenta como una oportunidad para aprobar lo que se ésta haciendo bien o para castigar al menos políticamente a quienes han fallado a la comunidad. En otras palabras, de elegir a aquellos que tengan por encima de intereses personales, familiares o de partido, los intereses de todos. Por tanto, de sacar del escenario público a quienes no respetaron, ni cumplieron sus promesas.
¿Tienes ideales? Por supuesto que los tienes. ¿Quién de los candidatos los comparte contigo? ¿A quién le darías la oportunidad de liderar la administración del país en estos próximos 6 años? Evidentemente a quién piense parecido a ti. Pero el voto no es solamente un tema de ideales, sino de convicciones. En ese sentido debes de tener certeza de la elección que éstas haciendo. En este caso, las convicciones tienen que ver con principios y valores del candidato y del partido, en el pasado y en el presente.
Tenemos un compromiso y una responsabilidad muy grande con la sociedad porque vivimos en ella y por eso es importante sumarnos. Es lícito hacer del domingo un domingo familiar, o salir de paseo o ponernos a ver el futbol; lo que no es correcto, es olvidar que hay que salir a votar, porque nos jugamos el futuro de nuestras familias. Y como se dice coloquialmente, no hay fecha que no se llegue, ni plazo que no se cumpla. Excelente jornada electoral.