Nuevo plan migratorio y desarrollo humano integral

Politicón
/ 31 mayo 2019
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Un panfleto color rojo hizo un primer llamado. En él, se mostraba la imagen de un hombre con los brazos abiertos frente un camino hacia el horizonte, y sobre de él, la frase "No nos vamos porque queremos, nos expulsa la violencia y la pobreza". Con esta convocatoria, el 13 de octubre de 2018 marcó el inicio de una tendencia que cambiaría la forma en la que tradicionalmente había tomado lugar el fenómeno migratorio en el denominado "Triángulo Norte de Centroamérica", México y Estados Unidos: las caravanas migrantes. Si bien ya se habían organizado caravanas anteriormente, nunca tuvieron tal convocatoria, frecuencia y resonancia mediática.

El movimiento multitudinario de migrantes cruzando fronteras de sur a norte le dio, sin duda, una visibilidad excepcional a las caravanas y dio pie a nuevas especulaciones de cómo controlar estos flujos migratorios de la manera más óptima. En la frontera norte, como es natural, se reavivaron las demandas de la construcción de un muro lo suficientemente fuerte como para detener a los hombres, mujeres y niños a los que ellos llamaron una "amenaza a la seguridad nacional". Esta postura ha dado pie a penosos episodios de violaciones a derechos humanos de los migrantes, separación de familias en la frontera y trágicas muertes infantiles. En el sur, México y los países del Triángulo Norte optaron por hacer una contrapropuesta, elaborar un plan migratorio que atendiera, de una vez por todas, el fenómeno migratorio desde sus raíces.

Desde diciembre de 2018 se ha ido gestionando este plan en estrecha colaboración entre los gobiernos de México, Honduras, Guatemala y El Salvador, y el imprescindible apoyo técnico de la CEPAL. La semana pasada, la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, anunció oficialmente el "Plan de Desarrollo Integral para México y Centroamérica", la estrategia con la cual los motivos estructurales de la migración serían atendidos para hacer de la migración una opción y no una obligación.

Según la CEPAL, en los países del Triángulo Norte de Centroamérica, la pobreza y desigualdad han alcanzado un nivel tal, que el 10% de la población de mayor ingreso obtiene hasta 70 veces más que el 10% más pobre. Además, se calcula que al año alrededor de 362 mil jóvenes buscan ingresar al mercado de trabajo pero solo se generan alrededor de 127 mil empleos nuevos. Los jóvenes y en general todos los centroamericanos desempleados se ven motivados a migrar, considerando que el ingreso medio mensual en la región —incluyendo a México— mantiene una relación de 10 a 1 con respecto a Estados Unidos, siendo el salario mínimo en este último 5 veces mayor. Si a estos datos se le agrega el alto crecimiento demográfico en ciudades con gran rezago rural, las sequías e inundaciones que aquejan a estos países y que además esta región es una de las más violentas del mundo, el escenario para dar solución al fenómeno migratorio es poco alentador.

Un muro no cambiará la realidad de miles de centroamericanos ni los incentivos a migrar que ésta genera. Con esta convicción, México y Centroamérica le apuestan a intervenir en todas las fases del ciclo migratorio: origen, tránsito, destino y retorno para que, idealmente, las personas puedan encontrar las oportunidades que buscan en casa y no en el extranjero. El nuevo Plan de Desarrollo Integral fue elaborado con el apoyo de 17 organismos de la ONU y cuenta ya con el apoyo de Alemania y Japón para ser llevado a cabo. Sin embargo, este ambicioso plan de inversiones, proyectos de infraestructura y acuerdos políticos hace que la cooperación de Estados Unidos, en cuanto voluntad política y recursos económicos, sea indispensable. Además debido a la magnitud del alcance que aspira este plan, es necesaria una fuerte alianza entre los sectores público y privado que pueda trascender las barreras del tiempo entre periodos de gobiernos presidenciales, dando claridad a los mecanismos para que este proyecto pueda constituirse en un plan certero y de largo plazo. Enhorabuena por este considerable avance en la agenda migratoria de nuestros países que representa, hasta la fecha, el esfuerzo internacional más sólido para dar cumplimiento al Pacto Mundial de Migración de Marrakech.

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