POLITICÓN: Los regalos de los Reyes para la clase política de Coahuila

I. REYES MODERNOS

Los Reyes Magos traen regalos a quienes se portan bien, según la tradición. Pero, ¿qué tal si estos Reyes modernos fueran más críticos y entregaran a nuestros poderes públicos lo que “realmente merecen”? En esta edición, el oro, la mirra y el incienso llegan a Coahuila no por deseos cumplidos, sino por lo que verdaderamente necesita. Los tiempos han cambiado: las estrellas son ahora reflectores mediáticos, los camellos se volvieron camionetas blindadas, y la humildad se transformó en espectáculo.

II. EL ORO DE BALTASAR

Aunque el Gobernador pidió un cargamento de oro para llenar las arcas del Estado y así financiar el programa de obras que soñó para 2025, Melchor le dejó en su zapato las “cuentas por cobrar” -que también son activos- para que persiga a quienes le deben -y mucho- a Coahuila, les cobre, y con eso no solamente cuente con los recursos para hacer realidad los proyectos que ha ofrecido a la comunidad, sino que obtenga el reconocimiento de la comunidad por poner fin al largo período de impunidad que arrancó hace más de una década con la contratación de la “megadeuda” y que permanece hasta hoy, pues la única autoridad que ha hecho algo para perseguirles por sus fechorías son los gringos. ¿Se animará a perseguir lo que dejaron bajo la alfombra durante más de una década?

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III. LA MIRRA DE MELCHOR

La legisladora Luz Elena pidió una varita mágica para hacer desaparecer los conflictos en el Palacio Legislativo, sobre todo ahora que el niño Toñito se ha declarado “rebelde” y hace berrinche en todas las reuniones porque no le llegó la pelota que le había pedido a Santa, pues al final, el gordo del traje rojo decidió entregarle ese regalo a la niña Delia. Por ello, Melchor dejó un cargamento de albahaca, pápalo, menta, lavanda y sebo... para que se prepare unos buenos chiqueadores y con ello se disponga a resistir los dolores de cabeza que le va a provocar el chamaco berrinchudo del paliacate. Como la mirra antigua, estas hierbas podrían aliviar las jaquecas legislativas.

IV. El INCIENSO DE GASPAR

El magistrado Miguel escribió en su carta que desea una constancia de mayoría electoral, soñando con resetear su cuestionado paso por el Poder Judicial. Pero Gaspar, conocedor de la corrupción que ha caracterizado a esta institución, le dejó una tarea más urgente: escribir cien veces: “Mi trabajo es velar por la justicia, no por intereses políticos”. El regalo llega en un momento crítico: cuando los partidos ya afilan sus colmillos para cooptar el Poder Judicial a través de las urnas. El reto para Mery será elegir entre la independencia judicial y su probada disposición a someterse a intereses partidistas -y oscuros-. Como el incienso, sus lealtades podrían disiparse según sople el viento político. La justicia espera, mientras el humo de las ambiciones nubla el panorama.