Se busca una nueva oposición... Democrática II

Politicón
/ 20 mayo 2020

La semana anterior hicimos eco del diagnóstico y propuesta de Guadalupe Acosta Naranjo. En parte concluimos que debemos dejar de querer o esperar que el presidente Andrés Manuel López Obrador vaya a cambiar sus formas de gobernar. Gobierna de la misma forma en que llegó al poder, marcando diferencias drásticas entre quienes lo apoyan y quienes no. No deja espacio para la concordia, no la necesitó para llegar al poder, creo que tampoco la necesitará para gobernar. 

Ahora quiero ahondar un poco más en el tema. Haré referencia a tres temas. Primero, la agenda. Segundo, unidad en la pluralidad. Tercero, la necesidad de liderazgos.

Vayamos a la agenda. Acosta Naranjo dice:

La única forma de incidir en tiempos de Obrador es organizando con tolerancia, la pluralidad social y política, defender derechos en democracia... Y ganar elecciones.
Propone un programa mínimo de 5 ejes:
1.- Empleo y crecimiento económico. Urbano y rural.
2.- Estado de bienestar, salud, educación.
3.- Seguridad pública y derechos humanos.
4.- La República, nuevo acuerdo federación, estados y municipios.
5.- Democracia, división de poderes, libertades.

Y unidad, unidad, unidad.

No puedo estar más de acuerdo con su propuesta, quizá en la tercera incorporaría la palabra justicia aunque estoy seguro que se encuentra implícita. En México tenemos un 99 por ciento de impunidad, o sea que el sistema de justicia no sirve para nada. Bueno sí, sirve un 1 por ciento.

En tiempos de polarización y abstracción extremas, hacer referencia a la agenda puede sonar un tanto aburrido en el discurso de los políticos, pero no hacerlo implica poner tierra fértil para los mensajes de odio, sin sustento y nada constructivos, que nos dividen como sociedad.

Discutir, acordar, avanzar es la única manera de resolver nuestros problemas como sociedad. Lo contrario supone la imposición autoritaria o el estancamiento. La oposición democrática está obligada a discutir y acordar los parámetros de esta agenda: las bases de un Estado democrático. 

Definir la agenda acarreará un debate arduo, que puede causar más división, eso fortalece a López Obrador. Desde un principio debemos reconocer la diversidad ideológica de los mexicanos en general y de la nueva oposición organizada en particular. No se debe rehuir la realidad, es como es. Habrá personas de izquierda, de derecha, expriistas y ciudadanos que nunca antes tuvieron filiación, algunos serán más ideológicos, otros más pragmáticos. Unos de mayor edad con toda la carga histórica en sus hombros y otros recién llegados, sin carga pero llenos de ilusiones y energía.

En los detalles se evidenciará la diversidad de opiniones propia de la pluralidad pero, por el momento, no debemos clavarnos en eso. Ya habrá tiempo para hacerlo, cuando dominemos la cancha, las reglas, los jugadores y el árbitro, y estemos alejados de todo tipo de control autoritario.

Es la reforma del Estado que no se hizo antes. Preludio de la necesaria unidad en la diversidad que tanto necesitamos. La única respuesta al odio y la polarización que da oxígeno a los demagogos, es la democracia, el respeto y la tolerancia. Agree to disagree, aceptar el desacuerdo. Porque México, sus ciudades y sus comunidades somos mucho más que dos bandos en constante pugna. La respuesta al odio es la unidad en la diversidad. La democracia. 

Finalmente vendrán los liderazgos, será la fase final y se irán perfilando en el proceso. Los jóvenes deberán aprovechar la experiencia de los viejos y los experimentados deberán reconocer la energía de los jóvenes. Nada nuevo bajo el sol. Lo único cierto es que la oposición democrática debe huir del dualismo polarizante entre Felipe Calderón y López Obrador.

México es mucho más que dos personajes que, además y hasta el día de hoy, no se podrán reelegir. Bien lo dice Carlos Loret de Mola en su columna del 6 de mayo: “... Calderón es para López Obrador el enemigo perfecto: mantiene viva a su tropa, pero no le representa una amenaza. El presidente AMLO sabe que Calderón no puede disputar el 2024, sabe que es un cartucho quemado de la política nacional y sobre todo, sabe que el proceso contra Genaro García Luna, Secretario de Seguridad del calderonismo, es letal para el expresidente políticamente, en las cortes de Nueva York no está a juicio García Luna; está a juicio Calderón”.

Es decir, la nueva oposición democrática no tiene por qué cargar con los errores de Felipe Calderón. Su excesivo protagonismo permite a López Obrador acudir al dualismo simplista y además obstaculiza el lanzamiento de nuevos perfiles que tanto requiere México.


@chuyramirezr
Jesús Ramírez Rangel
Rebasando por la Derecha

Columna: Regresando a las Fuentes

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