Tenía ganas de desahogarme con usted, hasta luego, señor
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Hipólito Mora, el fundador de las autodefensas michoacanas, me escribió ayer un mensaje SMS que me dejó helado el resto del domingo. Los monstruos de la oscuridad que lo devoran desde hace años parecen haber regresado a su tierra, La Ruana. Los monstruos que le mataron un hijo.
Otro domingo, el 14 de diciembre del año pasado, es decir 10 meses y 15 días atrás, Hipólito me llamó para reportarme que él y los suyos estaban bloqueando zonas de Apatzingán, La Ruana, La Huacana, Uruapan, Los Reyes, Cherán, porque ya no querían que el comisionado del Gobierno federal en Michoacán, Alfredo Castillo, permaneciera un día más.
Pedían una reunión con el presidente Peña Nieto como condición para levantar los bloqueos. Una reunión para exigir que se fuera Castillo, quien según Hipólito en la llamada de aquel domingo 14 de diciembre de 2014, era una tramposo: “Anda diciendo que le debo dinero. Deje explicarle. Él me metió arbitrariamente a la cárcel y yo tuve que gastar un millón de pesos en abogados.
Le dije que por su culpa yo les tenía que pagar. Y él me dijo: ‘Yo los pago, no se preocupe’. Pero del millón, sólo me dio 700 mil y anda diciendo que me robé lo demás.
Me quiere hacer quedar mal ante la sociedad. Además, prometió devolvernos nuestras armas y no cumplió. Muchas veces le dije que hicieran las cosas bien, pero aquí siguen asesinando, robando, secuestrando.
La verdad, tengo miedo, señor, de que vengan por mí o mi familia y nos maten. Todos por aquí me dicen: ‘Cuídate, Hipólito, te quieren matar’. Y yo no sé ni quién me va a matar: los malos, los drogadictos, los federales, los de Castillo”.
Dos días después, el martes 16, su rival El Americano llegó a La Ruana con sus hombres muy bien armados. Murieron 11 personas, entre ellas, el hijo de Hipólito. Castillo me dijo que había sido una emboscada de los hombres de Hipólito. Así.
Me escribió Hipólito ayer: “No se imagina lo peligroso que es para mí. Todos los delincuentes me quieren asesinar, el Gobierno está con ellos. Martín Godoy (el procurador) es un asesino, al igual que Castillo. Ya le dieron la orden al Americano para que me asesine por la ida mía a la Ciudad de México y la entrevista que le di a usted (el miércoles en Radio Fórmula). Pero la verdad, por mí que chinguen a su madre, no les tengo miedo, y además para que lo logren necesitan agarrarme amarrado. Venden muchísima gasolina robada en complicidad con el Gobierno, por eso les estorbo a ambos.
Créame señor, no les tengo miedo ni al Gobierno y al Americano juntos. Si me asesinan, muero con honor. Qué lata les he dado con un grupo de gente pobre. No estoy asustado ni preocupado, estoy feliz por lo que he logrado y me voy a morir como los buenos gallos, en la raya”. Hipólito concluyó el mensaje: “Tenía ganas de desahogarme con usted, y me gustó usted para hacerlo. Hasta luego, señor”.
Le escribí lo mismo que hace 10 meses y 15 días: “Cuídese, Hipólito”.
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Parece que AMLO intimidó a los senadores del PRI, que no votarían por Alberto Bailleres para la presea Belisario Domínguez.